El viernes 15 de octubre tuvo lugar una nueva apuesta de Fever: los eventos Candlelight. En esta ocasión se rendía un homenaje a El Cascanueces con ballet a la luz de las velas, pero no se limitó solo a esta pieza. El programa incluye también el vals de la Bella Durmiente y El Lago de los Cisnes, de Tchaikovsky; y El Cisne, de Saint Saëns. Piezas míticas todas ellas, que evocan recuerdos y sensaciones (y si me decís que escuchando el vals de la Bella Durmiente no os viene a la cabeza la letra de la película de Disney, no os entiendo).
Hablo en presente cuando digo lo que incluye el programa porque en este enlace se pueden ver los siguientes eventos Candlelight en Madrid; pero hay para todos los gustos y por toda España (y fuera de ella también). En esta ocasión el evento tuvo lugar en el Ateneo de Madrid: Una sala con unos techos impresionantes que pudimos disfrutar antes del comienzo del espectáculo.
Todas las localizaciones de eventos Candlelight son icónicas, así que recomiendo llegar un poco antes del espectáculo para poder apreciar el lugar en sí. No podemos olvidar la importancia del ambiente en este evento, que nos hizo recordar por qué teníamos tantas ganas de poder disfrutar de la cultura de forma segura. Fever promete “atmósfera muy íntima en una espectacular localización a la luz de las velas” y los asistentes reciben exactamente eso. Es un plan muy especial para todos los amantes de la música, de los planes distintos, de salirse de la rutina.
Durante los 60 minutos más o menos que dura la obra entramos en una especie de trance gracias al cuarteto de cuerda, Matrice, que interpreta la música. Para algunas piezas contamos con una bailarina de ballet en directo, Mónica Fernández. Todo en el ambiente condiciona a este trance del que hablo: las velas, lo íntimo, lo privado que se siente.
Personalmente, por mucho que tuviese ganas de volver al teatro y a conciertos y demás, no me sentía segura tanto tiempo en un espacio cerrado y lleno hasta los topes, pero en el Ateneo de Madrid estaba cómoda y muy relajada. Realmente es una atmósfera mágica.
Para concluir: un plan cultural, una atmósfera mágica y, lo más importante, una idea diferente y novedosa.
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