2.- FRIEDRICH MURNAU
Friedrich Wilhelm Plumpe, conocido artísticamente como Friedrich Murnau, fue un director de cine alemán pionero del cine expresionista y una de las figuras más destacadas de la época del cine mudo. Nació el 28 de diciembre de 1888 en Bielefeld, Alemania, y falleció trágicamente en un accidente automovilístico el 11 de marzo de 1931 en California, Estados Unidos. Aunque su carrera fue corta en términos de años, su influencia en la historia del cine es innegable. Murnau estudió literatura, historia del arte y teatro en la Universidad de Heidelberg y más tarde trabajó como actor en varias compañías teatrales. Su experiencia en el teatro influyó notablemente en su estilo cinematográfico, especialmente en su atención a la puesta en escena y la narrativa visual.
La carrera cinematográfica de Murnau comenzó en 1919 con su película “El chico de la pradera” (“Der Knabe in Blau”). Sin embargo, fue con “Nosferatu, una sinfonía del horror” (“Nosferatu, eine Symphonie des Grauens”) en 1922 que Murnau alcanzó la fama internacional. Esta película es una adaptación no autorizada de la novela “Drácula” de Bram Stoker y es considerada una de las obras maestras del cine expresionista y una de las mejores películas de terror de todos los tiempos. Después del éxito de “Nosferatu”, Murnau realizó varias películas importantes, incluyendo “El último” (“Der letzte Mann”) en 1924, una colaboración con el gran actor Emil Jannings que se destaca por su innovadora técnica de cámara y su poderosa narrativa visual. Esta película es notable por su uso del movimiento de cámara y su enfoque en contar la historia a través de imágenes en lugar de diálogos. Otra obra maestra de Murnau es “Amanecer” (“Sunrise: A Song of Two Humans”) en 1927, que ganó el primer premio de la Academia al Mejor Film Único y sigue siendo aclamada por su belleza visual y su emotiva historia. Esta película, realizada ya en Estados Unidos después de que Murnau fuera contratado por la Fox Film Corporation, muestra su capacidad para combinar la técnica cinematográfica avanzada con una narrativa emocionalmente conmovedora. Desafortunadamente, la carrera de Murnau fue truncada prematuramente por su trágica muerte en un accidente automovilístico en 1931, a la edad de 42 años. A pesar de su corta vida, dejó un legado perdurable en la historia del cine, siendo reconocido como uno de los directores más influyentes de la era del cine mudo y un maestro de la narrativa visual. Su obra continúa siendo estudiada y admirada por cineastas de todo el mundo.

“Amanecer” (“Sunrise: A Song of Two Humans”) es una obra maestra del cine mudo dirigida por Friedrich Wilhelm Murnau, estrenada en 1927. Esta considerada como una de las cumbres del arte cinematográfico y ha sido aclamada por críticos y cinéfilos por su innovadora técnica visual, su emotiva narrativa y su profundo simbolismo. La trama de “Amanecer” gira en torno a un triángulo amoroso entre un hombre, su esposa y una mujer de la ciudad. El esposo, interpretado por George O’Brien, es seducido por una mujer de la ciudad durante una visita a un lago, y ella le convence para que asesine a su esposa, interpretada por Janet Gaynor, y así quedarse juntos. Sin embargo, cuando llega el momento de cometer el acto, el esposo no puede seguir adelante y se encuentra incapaz de llevar a cabo el plan. La pareja entonces se embarca en un viaje de redención y reconciliación mientras intentan reconstruir su relación. Lo que hace que “Amanecer” sea tan impactante es su enfoque visual y emocionalmente evocador. Murnau utiliza una amplia gama de técnicas cinematográficas innovadoras para transmitir la complejidad de las emociones humanas y los conflictos internos de los personajes. La película está llena de imágenes poéticas y simbólicas que profundizan en la psicología de los personajes y enriquecen la narrativa.
La fotografía de “Amanecer” es impresionante en su belleza y su capacidad para evocar estados de ánimo y emociones. Murnau y su director de fotografía, Charles Rosher, utilizaron una variedad de técnicas, como el uso de la luz y la sombra, el encuadre expresivo y los movimientos de cámara fluidos, para crear una experiencia visualmente cautivadora. La película está llena de imágenes icónicas, como la escena en la que los personajes principales montan en un tranvía mientras una tormenta se desata a su alrededor, o la escena final en la que el sol sale sobre el horizonte en un momento de redención y renovación. Además de su impacto visual, “Amanecer” es una historia profundamente conmovedora sobre el perdón, la redención y el poder del amor para superar la adversidad. A través de la odisea emocional de los protagonistas, la película explora temas universales como la culpa, el arrepentimiento y la capacidad de cambio. La actuación de los actores principales, especialmente la de Janet Gaynor, es excepcionalmente emotiva y conmovedora, lo que añade una capa adicional de profundidad a la película.
“Amanecer” es una obra maestra del cine mudo que sigue siendo tan poderosa y relevante hoy como lo fue en el momento de su estreno. Su combinación de una técnica visual innovadora, una narrativa emocionalmente conmovedora y una profunda exploración de temas humanos universales la convierte en una de las películas más importantes e influyentes de la historia del cine.

“Nosferatu: una sinfonía del horror” (“Nosferatu, eine Symphonie des Grauens”) es una obra maestra del cine expresionista y una de las películas más influyentes en el género de terror de todos los tiempos. Dirigida por Friedrich Wilhelm Murnau y estrenada en 1922, esta película es una adaptación no autorizada de la novela “Drácula” de Bram Stoker, aunque con algunos cambios significativos que la convierten en una obra distintiva y memorable por derecho propio. La trama de “Nosferatu” sigue de cerca la historia de “Drácula”, centrándose en la llegada del vampiro Conde Orlok a la ciudad de Wisborg y su obsesión por la esposa del protagonista, Ellen. La película es notable por su atmósfera opresiva y su uso magistral de la fotografía para crear una sensación de terror y horror inquietante. Uno de los aspectos más destacados de “Nosferatu” es su estilo visual único y su impactante diseño de producción. Murnau y su equipo utilizaron una variedad de técnicas cinematográficas expresionistas, como el uso de sombras alargadas, ángulos de cámara inusuales y decorados estilizados, para crear una sensación de pesadilla y paranoia. La representación del Conde Orlok, interpretado por Max Schreck, es especialmente memorable, con su aspecto monstruoso y su presencia ominosa que lo convierten en uno de los villanos más icónicos del cine de terror.
Además de su impacto visual, “Nosferatu” es una película rica en temas y simbolismo. Murnau utiliza la figura del vampiro como una metáfora de las fuerzas malignas que amenazan la civilización y la moralidad, explorando temas como la tentación, el miedo a lo desconocido y la lucha entre el bien y el mal. La película también aborda cuestiones sociales y políticas de la época, como el miedo al extranjero y la xenofobia, reflejadas en la reacción de la comunidad a la presencia del Conde Orlok.
A pesar de las dificultades legales que enfrentó debido a su carácter no autorizado, “Nosferatu” ha perdurado a lo largo de los años como una de las películas más importantes e influyentes en la historia del cine. Su impacto se puede ver en innumerables películas de terror posteriores, así como en la cultura popular en general, donde la imagen del vampiro ha sido asimilada y reimaginada en numerosas ocasiones. “Nosferatu: una sinfonía del horror” es una obra maestra del cine expresionista y una de las películas más emblemáticas del género de terror. Con su atmósfera inquietante, su estilo visual único y su exploración de temas profundos, sigue siendo una película relevante y poderosa que continúa fascinando a las audiencias modernas.

“El Último” (“Der letzte Mann”) es una de las películas más destacadas de Friedrich Wilhelm Murnau, estrenada en 1924. Esta obra maestra del cine mudo es considerada una de las películas más influyentes en la historia del cine alemán y una de las mejores del expresionismo cinematográfico. La trama de “El Último” sigue la historia de un portero de hotel, interpretado por Emil Jannings, que es degradado a la posición de lavaplatos después de haber sido despojado de su uniforme debido a su avanzada edad. La película narra la lucha del portero por mantener su dignidad y autoestima en medio de la humillación y el desprecio de los demás. A través de la narrativa visual y el expresivo lenguaje cinematográfico, Murnau logra transmitir la desesperación y el aislamiento del protagonista de una manera conmovedora y poderosa.
Una de las características más sobresalientes de “El Último” es su innovadora técnica de cámara. Murnau utilizó una cámara montada en una plataforma giratoria para lograr movimientos de cámara fluidos y dinámicos que permitieran al espectador sumergirse completamente en la experiencia visual de la película. Esta técnica, conocida como “cámara subjetiva”, permitió a Murnau explorar la psicología del personaje principal al mostrar el mundo a través de sus ojos y transmitir sus emociones de una manera más íntima y poderosa. Otro aspecto notable de “El Último” es su uso magistral de la iluminación y la sombra para crear una atmósfera de opresión y claustrofobia. Murnau y su director de fotografía, Karl Freund, utilizaron técnicas de iluminación expresionista para resaltar los aspectos emocionales de la historia y enfatizar el conflicto interno del protagonista. Esta combinación de imágenes visualmente impactantes y narrativa emocionalmente resonante convierte a “El Último” en una experiencia cinematográfica única e inolvidable.
La actuación de Emil Jannings en el papel del portero es otro punto destacado de la película. Jannings transmite magistralmente la complejidad emocional del personaje, desde su orgullo herido hasta su desesperación y eventual redención. Su actuación le valió el primer premio de la Academia al Mejor Actor en la primera ceremonia de los Premios de la Academia en 1929, lo que lo convirtió en el primer ganador de este prestigioso premio. “El Último” es una obra maestra del cine mudo que destaca por su innovadora técnica cinematográfica, su impactante estilo visual y su emotiva narrativa. La película sigue siendo relevante y poderosa hoy en día, y continúa siendo admirada por su influencia en la historia del cine y su capacidad para conmover y emocionar a las audiencias de todas las épocas.
FAUSTO (1926)
“Fausto” (Faust) es una obra maestra del cine mudo dirigida por el legendario director alemán F.W. Murnau en 1926. Basada en la leyenda alemana de Fausto, esta película es una exploración visualmente impresionante del conflicto entre el bien y el mal, el deseo y la redención. Lo que hace que “Fausto” sea tan impactante es la habilidad de Murnau para crear una atmósfera densa y cargada de simbolismo. La fotografía es deslumbrante, con imágenes evocadoras y expresivas que capturan la lucha interna del protagonista. La utilización de sombras y luz, así como los elaborados decorados y efectos especiales, contribuyen a la sensación de inquietud y misterio que impregna toda la película. El personaje de Fausto es representado de manera magistral por Gösta Ekman, quien logra transmitir la complejidad y la angustia del personaje con una actuación cautivadora. Su travesía desde la búsqueda del conocimiento y el poder hasta la desesperación y el arrepentimiento es retratada de forma convincente y emotiva. La película también aborda temas universales como la tentación, el sacrificio y la redención, lo que la convierte en una obra profundamente reflexiva. A través de su narrativa visualmente rica, Murnau invita al espectador a reflexionar sobre cuestiones fundamentales de la existencia humana.
“Fausto” es una obra maestra del cine silente que sigue siendo relevante y conmovedora hasta el día de hoy. Su impactante belleza visual y su poderosa exploración de temas universales la convierten en una experiencia cinematográfica inolvidable.
Abril de 2024