Marilyn Monroe es, probablemente, la actriz más conocida del Hollywood de sus días; pero es también la menos conocida. A su alrededor se ha formado una leyenda centrada solo en su aspecto físico y en sus papeles de “rubia tonta”. Durante mucho tiempo se creyó que no había nada más.
María Hesse viene a enseñarnos que no hay nada más lejos de la realidad. Combinando el arte de la ilustración con el de la escritura en su biografía de Norma Jeane Mortenson, Hesse devuelve la voz a la que fuera “la novia de América”, silenciada por la prensa, sus maridos, sus jefes y todo aquel que quiso controlarla y poseerla.
Esta biografía, narrada en primera persona, nos muestra la infancia de Norma desde que su madre tuvo que ingresar en un psiquiátrico: de un lado para otro, de mano en mano de quien pudiera acogerla una temporada. Cuando nadie podía, regresaba al orfanato. A los dieciséis se casó para no tener que volver. Al irse su marido a luchar en la Segunda Guerra Mundial, Norma empieza a trabajar en una fábrica, donde es descubierta por un fotógrafo. Poco después firma con la Fox para ser actriz y al poco nace Marilyn Monroe.
Tras la cara bonita y el pelo rubio de Marilyn había una ávida lectora, una estudiante (tanto de interpretación como de canto y danza) incansable y con perpetuas ganas de mejorar, una activista comprometida con los derechos civiles y una escritora prolífica. María Hesse ha incluido pasajes de diarios, poemas y entrevistas de Norma en los que se ve a un alma sensible, reflexiva e inteligente.
A lo largo de la lectura vemos formarse distintas amistades y relaciones, más sanas o más tóxicas, con personajes muy interesantes que marcaron la vida de Marilyn y la hicieron ser quien fue. Destacan sus últimos dos maridos, Joe DiMaggio y Arthur Miller. DiMaggio fue un buen amigo que estuvo a su lado después de haberse divorciado, y Arthur Miller, sin embargo… No os haré spoiler, prefiero que lo descubráis por vuestra cuenta en el libro de María Hesse. Y no solo fue Arthur Miller, verdaderamente (ojalá), sino la gran mayoría de hombres con los que se cruzó que se sentían atraídos irremediablemente por su cuerpo, pero la despreciaban con la misma pasión con la que la deseaban. Esta biografía es tan especial, en parte, porque es la biografía de alguien que raramente fue vista, vista y apreciada de verdad, en vida. Hasta ahora.
En cuanto a las ilustraciones, Hesse tiene un estilo perfectamente reconocible y consistente, que llena de vida cada página y que nos muestra una Marilyn apasionada por la lectura, de paseo por Brooklyn, de pequeña, con su madre; y, supuesto, la autora también recrea los famosísimos planos de las películas de Marilyn, que dividen el libro en capítulos.
Este libro es, verdaderamente, una joya tanto visual como de la literatura. Me he encontrado a mí misma volviendo sobre él varias veces, casi sin darme cuenta, releyendo pasajes o admirando las ilustraciones. Me resisto a ponerlo en la estantería. Sin duda María Hesse se ha ganado un lugar de honor bien visible con esta obra de arte.
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