Cada vez que pienso en el libro Cada seis meses de Clara Duarte pienso que he visto una película: la autora narra vívidamente la historia de Hana y Ro en un texto lleno de imágenes. Cuando recuerdo pasajes del libro, sobre todo aquellos en los que brotan las plantas de todas partes, me los imagino con animaciones como en Diario de una chica adolescente.

Al poco de comenzar a leer a Hana ya supe que recordaría este libro mucho, mucho tiempo. No solo porque llegó cuando más se necesitaba, en medio de una pandemia y no solo porque era exactamente lo que yo necesitaba leer en ese momento, una novela bonita, ligera, bien escrita; sino porque en su segundo libro, Clara Duarte nos trae una historia original y preciosa, fresca, con personajes diversos, sólidos y bien construidos, con diálogos creíbles, realismo mágico y además representación LGTB. Pedir más sería pedir demasiado.
Escribir esta reseña me ha hecho pensar mucho en los cursos de escritura que he cursado a lo largo de los años y en las “reglas” de base que hay, es decir, mostrar en lugar de contar, crear imágenes, personajes creíbles… y Clara Duarte se las sabe todas. No puedo esperar a leer sus próximas obras.
P.D.: Si antes de cerrarlo Clara me hubiese hecho escoger una frase, sería, sin duda: “Eran jarritas (15:04)”
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