La 65 Semana Internacional de Cine de Valladolid acoge siempre una selección muy respetable de películas, con temáticas y orígenes siempre variados. En esta edición, sin embargo, ha habido dos películas que yo destacaría, las que más me han impactado:
MAINSTREAM
¿Se puede criticar el show business sin ser parte de él? ¿Se puede criticarlo y no hacerse del show business? ¿Se puede criticar algo sin que te absorba?
Mainstream, de Gia Coppola, explora precisamente eso. Cualquier intento de salirse de las restricciones sociales a través de las redes sociales, que ahora están tan a nuestro alcance, está supeditado a las leyes de la naturaleza humana, y por tanto es probable que falle. Lo que parece que es el escape a lo mainstream resulta ser narcisismo e inseguridad.
Frankie (interpretada por Maya Hawke) trabaja como camarera en un garito cutre de comedia junto con su amigo Jake (Nat Wolff). Un día se topa con un personaje excéntrico disfrazado que dice llamarse Link (Andrew Garfield). Le graba, se hace bastante viral, le busca (él ni siquiera tiene un teléfono móvil cuando se conocen) y deciden volver a grabar juntos. Cuando un agente se fija en ellos, lo que pretendían ser vídeos criticando la sociedad rápidamente vira hacia lo que ellos siempre criticaron. Su obra se corrompe a medida que crece su público, los patrocinadores y el ego de Link. El “nombre artístico” de este último es No One Special (Nadie especial).
Frankie tendrá que preguntarse si merece la pena vender su humanidad.
MINARI
La película comienza cuando un padre de familia (Steven Yeun) decide que todos se muden a Arkansas para tener una granja. La mujer debe ejercer el primer trabajo que encuentra: sexar polluelos. No está de acuerdo con la mudanza, no está de acuerdo con tener una granja, le frustra además ser la más lenta de su trabajo debido a su inexperiencia. El padre, sin embargo, está convencido de que todo funcionará, de que la granja será provechosa. El padre cree en el sueño americano que nos han vendido, y una familia de inmigrantes de origen coreano no es la excepción en esta película del director Lee Isaac Chung.
Es una película sencilla y muy bonita, remarcando la importancia de la familia y la crudeza de los sueños. Es una lucha metódica por salir adelante.
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