Si en mi anterior reseña comentaba que un gran problema de las mujeres sáficas ―o, mejor dicho, de las mujeres que se empotran actualmente― es la falta de referentes de parejas de mujeres que lleven muchos años juntas y estén felices; este libro, Mujeres que se empotraron hace mucho suple esta carencia.
¿Qué tienen en común, entre otras, una espadachina, la hija de un nigromante, una escultora, una alpinista, una costurera, una actriz, una pintora de animales y una anarquista abortista?
Que ninguna de ellas era heterosexual.
Cristina Domenech nos hace un recorrido ligero, divertido; y, sobre todo, emocionante por las vidas de mujeres brillantes a las que la historia ha olvidado o suprimido una parte fundamental de su identidad.
Este libro me ha hecho sonreír, mirar al infinito muchas veces, alzar las cejas, poner los ojos en blanco, reír, volver a mirar al infinito otras muchas veces, e incluso me ha hecho llorar.
Porque no puedo creer la falta que nos hacían historias como estas, de mujeres felices amando a otras mujeres sin que el mundo colapse y se rompan familias y se arruinen vidas. Gente normal haciendo vida normal que, sin embargo, no podían hacer pública porque el mundo se habría cebado con ellas cuando, de hecho, no hacían nada malo (excepto aquella que quemó un convento, pero eso ya tal).
Uno de los momentos más bellos de leer un libro es cuando hace cadena y te impulsa a leer más libros, y en este Cristina nos cuenta lo suficiente como para que nos pique el gusanillo y vayamos corriendo a leer las biografías y los diarios y todo lo que haya escrito sobre estas mujeres que se empotraron hace mucho; pero, además, lo cuenta con un cariño que no había leído antes nunca. En su libro caben mujeres con una personalidad arrolladora que hicieron mil tareas de hombres y mujeres calladas, extremadamente tímidas, femeninas. Y todas nos enseñan algo. Aún sigo pensando en el capítulo de Ann Walker.
Este libro me ha inspirado a leer, a documentarme, a investigar y a seguir la pista de más señoras en la historia que se empotraran hace mucho.
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