Una de las máximas más elementales en las relaciones entre Estados es que no hay amigos ni enemigos, tan solo intereses más o menos compartidos. Este principio se aplica también a la actual crisis energética entre España, Marruecos y Argelia.
En esta triada, Marruecos y Argelia han cortado sus relaciones diplomáticas. Al mismo tiempo, España y Argelia mantienen unas relaciones relativamente positivas mientras que entre España y Marruecos hay una crisis multifactorial de larga data.
El nuevo capítulo de esta crisis explotó esta semana después de que el Tribunal General de la Unión Europea anulase las decisiones del Consejo al Acuerdo entre la UE y Marruecos. Dicha anulación fue fruto de una denuncia del Frente Polisario y afecta a los acuerdos de pesca y a los aranceles de los productos de origen marroquí.
Ante este fallo judicial -no definitivo- el gobierno de España junto con la patronal pesquera se ha posicionado de parte de Marruecos y recurrirán la sentencia en las instituciones europeas.
Esta decisión fue bien recibida por Marruecos, en un contexto de relaciones complicadas, con intereses encontrados que pasan por líneas rojas como la soberanía de Ceuta, Melilla y Canarias.
Los problemas entre España y Marruecos son muchos, muy profundos, y en gran medida desconocidos por la opinión pública, empezando por los ataques el pasado mayo a las fronteras españolas, el futuro del Sáhara Occidental o las políticas de exportación.
En este sentido, en los últimos años los intereses españoles se han visto perjudicados en Canarias por las políticas marroquíes en la región del Sáhara occidental, también con los reclamos territoriales por parte de Marruecos sobre Ceuta y Melilla ante la Asamblea de la Naciones Unidas, las campañas de desinformación, las acusaciones de espionaje…
Por otra parte, también cabe destacar de forma positiva el buen entendimiento entre España y Marruecos en la cooperación en el ámbito del terrorismo de etiología yihadista. Ni siquiera en los peores momentos la cooperación en materia antiterrorista se ha visto afectada.
Gasoductos del norte de África y sur de Europa. Fuente: Wikipedia
Qué ha pasado con el gas argelino que suministra a España
España y Portugal, a diferencia de otros países europeos, se nutre de gas procedente de Argelia. Dicho gas llega a territorio español a través de dos gasoductos. El de Medgaz -a través de Almería- y el Gasoducto Magreb-Europa (GME) -a través del Estrecho de Gibraltar cruzando territorio marroquí-. España compra cada año unos 13 Bcm de gas argelino (1 Bcm=mil millones de metros cúbicos), lo cual supone entre el 40% y el 45% del consumo total.
El contrato del GME, el gasoducto que llega a España a través de Marruecos, expira el próximo día 31 de octubre. Dado la ruptura diplomática entre Argelia y Marruecos no se espera que haya una renovación del contrato. Recordemos que Argelia rompió relaciones diplomáticas con Marruecos el pasado agosto y tiene cerradas las fronteras terrestres así como el espacio aéreo a la aviación militar y civil.
La ruptura de relaciones entre Argelia-Marruecos afecta directamente a los intereses españoles en diversos campos, en especial al energético. De cerrar el GME, el peor afectado en el suministro de gas sería Marruecos, sin embargo, la posición española tampoco es cómoda.
Si finalmente se cierra el GME y solo entrase gas argelino desde el gasoducto Medgaz, el suministro de gas español se vería seriamente afectado por varios motivos.
Argelia ha garantizado a España la continuidad del suministro de gas
Si bien Argelia ha garantizado en diversas ocasiones que el suministro de gas a España no se verá afectado, lo cierto es que si se cierra el GME, el gasoducto de Medgaz por sí solo no tiene capacidad para transportar todo el gas que suministra a España y Portugal. Dado este supuesto, para evitar la falta de suministro habría que recurrir a transportar gas por vía naval, con un notorio encarecimiento del precio final.
Dado este supuesto ¿Quién pagará transportar el gas por buques desde Argelia a España? Quedaría por saber si será Argelia, las empresas energéticas, el gobierno español o los consumidores españoles a través de las facturas.
Para evitar llegar a tales extremos, el Ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, viajó la semana pasada a Argelia con una pequeña delegación empresarial para intentar garantizar el suministro de gas a España el próximo invierno. ¿Logrará el gobierno evitar el desastre político de un encarecimiento de la factura del gas justo después de los altísimos precios de la luz que hemos vivido en los últimos meses?
La decisión argelina de cerrar la llave de paso del GME tiene como principal afectado a Marruecos, pero también afecta negativamente a los intereses españoles y portugueses. Las decisiones geopolíticas de esta tríada en las próximas semanas determinarán el escenario para el próximo invierno. De por medio quedan otras muchas cuestiones que pueden aparecer en las negociaciones, por ejemplo, la polémica por el caso Gali, contratos en materia pesquera y agricultura y como no, el Sáhara Occidental.
En esta clave es en la que diversos analistas políticos han leído el hecho de que la Abogacía del Estado haya exigido censurar estos últimos días la información sobre el caso Gali, con el posible fin de evitar un potencial escándalo con Marruecos que enmarañe aún más las vitales negociaciones de las próximas semanas.