Se diluye el foco mediático en la frontera oriental de la Unión Europea entre Polonia y Bielorrusia, dos estados que están jugando una partida de ajedrez en la que los peones son migrantes que llevan días a la intemperie, derivando incluso en muertes. Aunque a simple vista pueda parecer una disputa entre dos países ciertamente secundarios del entramado político europeo, la situación abarca muchos más actores. En este artículo hablaremos de ellos, aunque haremos especial incisión en los migrantes iraquíes que, estos días, han intentado cruzar de Bielorrusia a Polonia, analizando los distintos ‘’porqués’’ de que hayan terminado en esta encrucijada.
Las puertas de la Unión Europea, de nuevo sitiadas
Una vez más, las fronteras de la Unión Europea vuelven a estar cercadas por migrantes en busca de asilo y oportunidades, algo que el máximo organismo europeo no ve con buenos ojos, pues a su parecer implica una problemática que, de hecho, ya se ha repetido en varias ocasiones. La situación que nos hemos encontrado estos días en la frontera oriental de la UE ya la hemos visto en otras ocasiones.
Marruecos en su día ya presionó a la Unión Europea con el envío de migrantes en la ciudad enclave española de Ceuta, provocando una presión a la UE, que se tenía que debatir entre dejarlos entrar o rechazar la entrada, practicando incluso devoluciones en caliente. Turquía, por su parte, se encontró con una situación humanitaria aún más preocupante, cuando centenares de miles de migrantes sirios e iraquíes cruzaban sus fronteras en busca de un asilo político en Europa. Turquía en ese momento era un mero punto intermedio, pero sufrió presiones de la Unión Europea para ralentizar el flujo de migrantes. Otro de los puntos de entrada de los migrantes ha sido el sur de Italia, en enclaves como la sureña isla de Lampedusa, cercana a Túnez y Libia, uno de los mayores emisores de migrantes de los últimos años.
La Unión Europea es un lugar que se proyecta como pacífico, democrático y con cierta estabilidad económica, algo que no tienen los migrantes que vienen en busca de asilo o de un sello de entrada en el pasaporte de un país de la UE. Generalmente nos encontramos con personas que huyen de conflictos bélicos, como la Guerra de Siria o la campaña contra el EI en Iraq, que ha dejado a muchos damnificados. Ese buen marketing que tiene la UE juega en su contra en el momento en el que los migrantes deciden probar el sueño europeo, que tanto arraigo tiene más allá de sus fronteras.
Uno de los puntos a tener en cuenta es, también, que los estados europeos por los que los migrantes entran por primera vez son los que deben encargarse de los migrantes en situación irregular, por lo que en el centro y norte de Europa se suele mantener una actitud de despreocupación hacia la temática, pues no hacen frontera con países no-UE. Siempre y cuando los migrantes no se presenten en sus fronteras.
Focos generadores de migrantes
Mucho se ha hablado de los migrantes que se encuentran en tierra de nadie entre Bielorrusia y Polonia, pero poco se ha incidido en sus orígenes, aunque mayoritariamente sepamos que provienen de Oriente Medio. En líneas generales, encontramos migrantes iraquíes, kurdos (generalmente del Kurdistán Iraquí) y sirios, además de algunos inmigrantes del continente africano.
Irak y Siria, parcialmente arrasados por la invasión del Estado Islámico y por la Guerra Civil (desde 2011), son dos estados que cada vez están más estables, pero que llevan una carga muy pesada a raíz de los conflictos que han atravesado estos últimos años. Irak ya no está a merced del Estado Islámico pero está sumido en una dura posguerra con pocas perspectivas de crecimiento económico, pues el país está sumergido en una corrupción crónica y en una interminable guerra sectaria, además de una implacable influencia exterior en el país.
Siria, por su parte, cada vez se encuentra más lejos de la plenitud del conflicto bélico que atraviesa, pues Bashar al-Assad ha recuperado gran parte del territorio y vuelve a funcionar como un estado, mientras que el norte del país sigue siendo bombardeado por Turquía y la región de Idlib ocupada por grupos rebeldes disidentes con el gobierno, al igual que el este, ocupado por los kurdos.
Ambos países atraviesan duros momentos a nivel económico y muchas familias, con personas graduadas con títulos universitarios, se ven obligados a abandonar el país en busca de nuevas oportunidades en el viejo continente. Las perspectivas de futuro en ambos países son bastante nulas, pues están sumidos en situaciones políticas que, a pesar de ser ahora mismo relativamente estables, pueden ser volátiles en cualquier momento.
La predilección de los iraquíes por Bielorrusia
En este artículo nos centraremos en la parte iraquí de los migrantes, que escogen Bielorrusia como uno de los principales destinos para acceder a Europa. A simple vista parece un lugar desde el que no es lógico comenzar las embestidas para entrar a la Unión, pues está situado a bastantes fronteras de Irak y es accesible principalmente por avión.
Para analizar esto es necesario fijarse en el pasaporte iraquí, ni más ni menos que el segundo peor pasaporte del mundo en referencia a la accesibilidad a países sin visado. Solamente existe un pasaporte peor: el afgano. Algunos son los países que dejan entrar a los iraquíes sin visado, como Dominica o Tuvalu, pero son lugares que se sitúan muy lejos de Irak y que pocas oportunidades ofrecen a los iraquíes. Otro de los países que han suavizado las medidas para los iraquíes es Bielorrusia, relativamente fácil de acceder para estos en comparación con el Espacio Schengen. En Irak pudimos hablar con Muntathar, quien me comentaba que había ido a Bielorrusia de vacaciones porque era de los únicos lugares que les permitía acceder sin interminable burocracia. No es que Bielorrusia sea solamente un lugar que usan para acceder a la UE, sino que algunos iraquíes de clase media lo utilizan para irse de vacaciones, al igual que otros destinos como Armenia, Azerbaiyán o Georgia.
Para acceder a un visado Schengen un iraquí precisa de una carta de invitación de un nacional europeo, además de garantizar una suma económica que supera los varios miles de dólares como aval durante su estancia. Otra de las pesadillas al obtener el visado es conseguir una cita con la embajada del país, generalmente colapsada de trámites burocráticos de este tipo. Ahmed, un ingeniero civil nativo de Bagdad, nos comenta que aplicó para un visado en el Reino Unido (cuando este aún estaba en la UE) y que le fue denegado pese a cumplir con todos los requisitos.
Otra de las razones por las que Bielorrusia es una opción para los iraquíes es que la opción turca tampoco es sencilla, aunque probable, pues es un país utilizado por la gran mayoría de los migrantes que intentan acceder a Europa. La parte turca, por su parte, se conoce por ser difícil para los árabes, pues varios iraquíes residentes en Ankara me comentan que sufren discriminación racial por ser arabófonos.
Cabe tener en cuenta que, aunque parezca mentira, la opción bielorrusa es fácil dadas las buenas conexiones aéreas que existen entre ambos países. Bielorrusia, por su parte, ha sido acusada por la plana mayor europea de facilitar los visados a los ciudadanos de esta parte de Oriente Medio con la finalidad de que la utilicen como puerta de entrada a la UE y ejerzan presiones sobre el gigante multinacional europeo.
La importancia del conflicto, más allá de una horda de migrantes
Aunque nos encontremos en un conflicto entre dos naciones del centro-este de Europa, estamos ante un choque entre muchos más actores. Polonia, a pesar de desafiar a la Unión Europea en distintos aspectos (como en el tema del aborto), cuenta con el apoyo de Bruselas, pues los grandes como Francia y Alemania no quieren tener que lidiar con el problema de la migración tan cerca de sus fronteras. De ahí que apoyen cualquier intento de reforzar la frontera polaca ante la pasividad de los guardias bielorrusos. Otro de los principales apoyos en este tema es la OTAN, que aparece en cualquier tema en el que se involucre Rusia. Es por eso que la frontera polaca se ha reforzado con fuerzas de países aliados, como por ejemplo Estonia.
Bielorrusia, por su parte, tiene el apoyo de Rusia, que ha apoyado a Alexander Lukashenko en su intento de debilitar la frontera de la UE. Putin es un aliado muy fuerte y esto parece más que otro capítulo de la batalla entre la Unión Europea y Rusia para enseñar músculo en la región, como en el Conflicto del Donbás o en el de Osetia del Sur y Georgia.
Conclusiones:
Aunque la situación en Bielorrusia ha ocupado los titulares estos días, los migrantes turcos y sirios siguen utilizando en mayor medida la ‘’opción turca’’ para intentar acceder a la Unión Europea. Muchos de ellos optan por conseguir una residencia fija en Turquía y proseguir con sus voluntades de inmigración unos años más tarde. Sin embargo, hace años que Europa tiene la ruta marítima entre Turquía y Grecia más que vigilada.
Muchos de los focos se han centrado en criticar la actitud de Bielorrusia, acusando al longevo líder de presionar a la UE como venganza por el apoyo a Svetlana Tikhanouskaya en las elecciones de 2020, que por poco no terminó con el mandato de Lukashenko. Sin embargo, pocas son las voces que critican la posición de la UE, abanderada de las libertades individuales mientras deja a migrantes en busca de asilo en la intemperie del bosque transfronterizo. Quizás sería necesario plantearse una reformulación de las convenciones de migrantes o un debate ético sobre el tema en el seno de la unión. Acusar a Rusia de desestabilizar no ayudará en ninguna medida a frenar el problema.
Las hordas de migrantes parecen ir diluyéndose a sabiendas de que Europa no les dejará entrar sin los requisitos que exige a los ciudadanos de sus nacionalidades, requisitos que, la gran mayoría de ellos no puede asumir. Iraqi airways ha comenzado a fletar vuelos de repatriación para todos aquellos iraquíes que quieran volver al país, mientras que ha suspendido las conexiones regulares con Minsk y los 5 aeropuertos del país (Bagdad, Erbil, Basora, Najaf y Sulaymaniyah). Las fronteras de la Unión, por su parte, parecen fortalecerse en lugar de debilitarse en los últimos años, algo que no coincide con los principios de libre movilidad que tanto se promueven desde Bruselas.
- Jaque mate a la dignidad en los bosques bielorrusos - 29 noviembre 2021