El Cáucaso es una zona muy caliente, dónde se siguen dando multitud de conflictos, entre ellos el que enfrenta a la República de Armenia con el estado de Azerbaiyán por la región del Nagorno-Karabaj, dentro de las fronteras de Azerbaiyán, pero con población armenia. Conflicto ocasionado durante el mandato de Stalin, cuando este otorgó la región, de mayoría armenia, a la República Socialista Soviética de Azerbaiyán. Con la caída de la Unión Soviética, estalló una sangrienta guerra que duró más de cinco años, en los que murieron más de quince mil personas, la mayoría azeríes.
La primera guerra terminó con una victoria clara de Armenia que recuperó la región, y ocupó los territorios que la rodeaban, como zonas de seguridad. El conflicto siguió latente, y el año pasado estalló la segunda guerra, que dejó casi seis mil muertos, la mayoría soldados, y que permitió a Azerbaiyán recuperar gran parte del Nagorno-Karabaj y las zonas de seguridad, con el tratado de paz propiciado por Rusia.
Pero el conflicto va más allá del estricto Cáucaso, y afecta directamente a Europa, ya que la región se considera europea, y a España también, con la venta de armas.
Por un lado, quien debió evitar que la guerra ocurriese, fue la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), más concretamente el Grupo de Minsk, copresidido por Francia, Estados Unidos y Rusia. Esta organización fracasó en su deber.
Europa ha perdido el poco control que tenía sobre la región, que ha ganado en favor de Rusia y de Turquía, que apoyó militarmente a Azerbaiyán. Pero el tema más importante para Europa es la seguridad. Durante la guerra, Azerbaiyán combatió con mercenarios sirios enviados por Turquía, y se acusó también a Armenia de combatir con kurdos, pero no se probó. El tema de los mercenarios sirios es un problema para Europa, ya que desde Turquía se facilitan estos mercenarios a diferentes guerras dónde el país está presente.
Eso es un problema porque los mercenarios se podrían establecer en Azerbaiyán, que no es el caso, y luego entrar hacia Europa. Otro de los grandes problemas que conlleva esta guerra es que Europa pierde autoridad y legitimidad en la región, ya que se ha visto como un actor incapaz de mover ficha a favor de uno de los dos estados o de mediar un alto al fuego, como sí han hecho Turquía y Rusia respectivamente.
En Azerbaiyán, Europa no tiene mucho que hacer, salvo asegurarse el petróleo, ya que el país mira solamente a Turquía. Pero en Armenia, con la llegada de Pashinián al poder, parecía que había un cambio de rumbo, y la mirada se empezaba a dirigir hacía el continente. Pero sin la intervención de Europa en la guerra, y con el alto al fuego propiciado por Rusia, parece que Pashinián no volverá a cometer el “error” de dirigir su mirada más allá del Mar Negro.
España, en su caso, está muy presente en esta guerra, por medio de Turquía, sobre todo. España es el séptimo exportador mundial de armas, con un 3,2% de la proporción mundial, según un estudio del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI). Y Turquía es el cuarto país beneficiado de esta exportación, sólo por detrás de Australia, Arabia Saudí, y muy cerca de Malasia. El país turco es el principal aliado de Azerbaiyán, “dos estados, único pueblo”, y le suministró gran cantidad de armas durante la guerra del 2020. Muchas de estas seguramente españolas. Debido a eso, el Congreso de los Diputados, mediante una iniciativa del grupo político vasco EHBildu, propuso que se suspendiera la venta de armamento a Azerbaiyán y Armenia mientras durase la guerra. Se aceptó la propuesta, pero a finales de la guerra, y sin tocar la venta de armas a Turquía, que, como hemos visto, es el principal proveedor de armas al conflicto.
Pero eso no es todo. En 2019, España exportó a Azerbaiyán material de defensa por valor de 19,4 millones de euros, pese a la recomendación de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, de que sus miembros imponen un embargo a los países que están en conflicto por el Nagorno-Karabaj. Por esa razón se suspendió la venta de armas al estado azerí, junto con el armenio, al cuál España no ha vendido nunca armas.
Aunque pueda parecer un conflicto lejano, y con poca repercusión, nos afecta directa e indirectamente, tal como hemos visto. Europa vive un momento de crisis en la esfera internacional, y en este conflicto existen dos grandes potencias que quieren imponerse sobre el territorio, y que “controlan” buena parte de ambos estados. Así que Europa lo tiene muy crudo para intentar controlar parte de su región.
Por su parte, España ingresa millones de dólares con la venta de armas y equipamiento militar a Turquía, y no se puede privar de ese lujo, ya que gran parte de inversiones de nuestros bancos están en el país otomano, pero sí que puede dejar de vender armas a ambos países partícipes de la guerra, como se hizo, sin que suponga un grave problema.
- Implicaciones en la Guerra del Nagorno-Karabaj - 4 noviembre 2021