Alcatráz y su sombra:
La sombra de Alcatraz, la cárcel más famosa del mundo, pervive como un recuerdo sobre el imaginario colectivo de los reclusos de que siempre existirá un lugar peor: Helltraz. La cultura popular se nutre de la isla de la que nadie pudo escapar salvo por esa fuga de ensoñación imposible con cabezas papel maché, posters decorando agujeros y el destino naval incierto de Frank Morris y los hermanos Anglin. Alcatraz fue un reflejo de época, el destino de aquellos cuya reinserción se había convertido en una quimera, la prisión como castigo sin distinción social donde Al Capone era encerrado junto al criminal más común.
Pero el simbolismo de la Roca no acaba en la prisión inexpugnable que se alza sobre su tierra. Y es que Alcatraz no solo es un símbolo de encarcelamiento sino también de libertad, cuando fue invadida por el colectivo indoamericano al calor del 68 para reivindicar el expolio histórico sufrido por parte de Estados Unidos.
El largo sendero de lágrimas del pueblo indio-americano:
No solo el problema racial se articulaba en el problema afroamericano con las incendiarias declaraciones de Malcom X, las patrullas de los Panteras Negras y Martin Luther King con su famoso “I have a dream” de 1963 sino que también al problema negro se le sumaba el problema racial rojo, que latía en el subsuelo de la nación americana. Y es que, en los años 60 en EEUU, de 600.000 indios solo 5.000 tenían estudios y sufrían de una esperanza de vida de 44 años. Además, eran asfixiados por la miseria de sus tierras yermas, confinados en reservas y dejados a su suerte a los vicios de la embriaguez. Los que destacaban en la sociedad eran separados como la escoria del acero puro. De los 6 marines que izaron la bandera en Iwo Jima, uno de ellos, Ira Hayes, era indio americano. El racismo estructural provocó que fuese empujado al suicidio del alcoholismo que terminaría prematuramente con su vida como la de tantos otros nativos. De su vida nació una canción popular “La balada de Ira Hayes” cantada por Johnny Cash que dice:
“Sí, le llaman el borracho Ira Hayes
pero su tierra es tan seca…
Y su fantasma yace sediente
En la franja donde Ira murió”
El problema indio venía gestándose desde la colisión cultural entre colonos e indígenas en la Edad Moderna, pero podemos mencionar hechos claves como el establecimiento en 1763 por el Imperio Británico de la Proclamación Real que dividía el área de colonos y nativos. El área india quedaba reservada al territorio más allá de los Montes Apalaches en pos de evitar conflictos y fortalecer la alianza con los nativos tras la exhausta Guerra de los 7 años.
Los colonos vieron esto como un agravio a sus intereses al dificultar su expansión ayudando a la crispación que desembocaría en su independencia 14 años después, un 4 de julio de 1776. No en vano la mayoría de los indígenas se pondría del lado de la metrópoli en la Guerra de Independencia. El nuevo gobierno de EE.UU. nacido de las cenizas de la guerra procedió a la anexión paulatina de territorio indio a la vez que impulsa paradójicamente la segregación de los mismos para “no contaminarles de los vicios europeos” siguiendo una visión paternalista propia del humanismo ilustrado. El agravio contra el indio alcanzó el cenit con el presidente Andrew Jackson, cuya efigie fue retirada por Barack Obama de los billetes de 20 dólares en favor de Harriet Tubman, una conocida afroamericana abolicionista. Andrew Jackson ejecutó el suceso conocido hoy como “el Sendero de Lágrimas”, uno de los sucesos más condenados en la historia de EEUU. Jackson envió a su ejercito a sacar a punta de pistola a 17.000 indios que confinó en campos de concentración donde a raíz de las enfermedades y malas condiciones de vida murieron 2.000 personas. Posteriormente se les hizo andar en marchas forzosas 3.500 kilómetros con el fin de confinar a su población en reservas del interior del país lo que provocó la muerte de otros 2.000 nativos, aunque estimaciones modernas suben la cifra a 8.000 muertos.
La apertura del país al oeste con la búsqueda de oro solo hizo tensionar y acrecentar los problemas. La invasión de los colonos de las tierras históricamente indias llevaría a choques. Es la época de los pieles rojas contra los cowboys que serviría de inspiración de los grandes westerns que erigirán la edad de oro de Hollywood décadas mas tarde. El gobierno buscando desarticular la identidad india obligó a los niños de las aldeas a ser trasladados forzosamente a internados donde les despojarían de su cultura, idioma, religión y organización tribal para convertirlos en ciudadanos americanos al uso. Esto consiguió el efecto contrario naciendo la semilla de la nación india, es decir, los indios americanos de distintas tribus que nunca se vieron como un “uno” sino como una diversidad sin lazos de ningún tipo, descubrieron que sufrían de los mismos problemas y debían de unirse creando el germen del movimiento indio americano para la mejora de sus condiciones. Así creó el gobierno de EEUU el sentimiento del pueblo indio como la invasión francesa creó el sentimiento de la nación española. De esta forma constituidos en pueblo empujarían sus demandas hasta conseguir aprovechando el New Deal de Roosevelt una comisión del gobierno que buscó ya no su asimilación previo despojo de su identidad y cultura sino la concesión de autogobierno y autosuficiencia económica del indio que se incorporaría a la sociedad americana pero mantenido su cultura. Pero las buenas palabras y actos cayeron en saco roto con los años. La pauperización continuó hasta lo inaceptable y fueron de nuevo poco a poco relegados a la marginalidad y estigmatización. Además, Hollywood asediaba creando la caricatura del ellos-nosotros dando a la victoria del hombre blanco sobre indígenas una especie de mito fundacional de paso a la edad adulta de la joven nación americana. No fue hasta la llegada del mayo del 68 a EE.UU. que volvió a poner la cuestión nativa sobre la mesa.
Ocupación de alcatraz: Expugnar lo inexpugnable:
Era 1968, en París los obreros y estudiantes se unían contra un gobierno que respondía con militares en las calles, Praga en busca de un socialismo de rostro humano se chocó con los tanques de Brevnev y el mundo entero estallaba en chispa. América tuvo el boom sexual del movimiento hippie y el amor libre, Woodstock, el movimiento contra la Guerra de Vietnam y también el movimiento por los derechos civiles.
Ese aroma del 68 impregnó toda la escena cultural y su ambiente reivindicativo cristalizó en la formación del colectivo indígena de “Todas las tierras”. Fue en el bar No-Name en Sausalito donde los sin tierra y los sin futuro decidieron ocupar la isla de Alcatraz como primer paso a volver a tener tierra y con ella futuro. Trasladados bajo la cautela de la noche y con la colaboración de los navegantes locales que simpatizaban con el movimiento se trasladaron a la icónica isla. A 50 metros de su tierra, en las aguas fantasmales de la noche valiéndose del traje de oscuridad saltaron profiriendo cánticos indios de guerra. Un Alcatraz fantasmal les recibía, el penitenciario estaba vació sino fuera por el guardia y su pareja que allí vivían desde el abandono de la isla. La estupefacción del vigilante ante este suceso fue tal que sólo pudo proferir un “Marta, no sé si estoy soñando, pero creo que los indios están atacando la isla”. El líder de los indios americanos, Richard Oakes, de nombre menos sonante que Toro Sentado, no llevaba un fúsil pero sí un cartel de “red power”. Una vez dentro comenzó la anexión del penal a propiedad india. El cartel de prohibido el paso, propiedad del US Department fue modificado a “propiedad india” y se escribió encima del escudo americano la palabra “libertad”. Richard Oakes reivindicó el Tratado de Fort Laramie de 1868 en el cual se afirmaba que los terrenos federales excedentes no usados podían ser reclamados por los pueblos indios. La ocupación se hizo símbolo y el grito indio fue escuchado más allá de la bahía y pronto cientos de indios se presentaron en Alcatraz negándose a abandonarla. Esta era la primera tierra en 300 años que no se les imponía, sino que era escogida libremente por ellos.
De los primeros 14 manifestantes crecería la población a 600. Richard Nixon, el presidente de Vietnam y el Watergate célebre por su debate con Kruschev sobre lavavajillas, trató de detener los barcos, pero ante la masiva llegada desestimó una respuesta desproporcionada. En la negociación con las autoridades los manifestantes ofrecieron al gobierno de EEUU una propuesta de compra de la isla por 24 dólares en cuentas de vidrio y telas rojas. La misma oferta que hicieron los colonos europeos a los nativos americanos para hacerse con Manhattan. Los manifestantes procedieron a hacer más habitable la isla y establecieron un centro médico, una escuela y procedieron a abrir un centro cultural en la isla, así como el establecimiento de una radio que se proyectaba por la ciudad.
La solidaridad con el colectivo indoamericano y su simbólica acción comenzó a extenderse y actores como Anthony Quinn, Marlon Brandon o Jane Fonda se sumaron a la causa. Fonda, cuyo padre fue celebre en Hollywood interpretando al vaquero mata indios fue detenida en una suerte de redención de los pecados del padre tratando de tomar el cuartel de Fort Lawton en Seattle con el fin de crear otro centro cultural para los nativos. Se llevaron a cabo manifestaciones de apoyo en Denver y Cleveland y un intento de asaltar las islas de Ellis, celebres por ser un centro de detención y expulsión de inmigrantes. El grupo de música de Creedence Clearwater conocidos por su canción de Fortunate Son o Have You Ever Seen the Rain donaron 15.000 dólares a los nativos (equivalentes a casi 100.000 dólares a día de hoy) con el que compraron un barco para facilitar el transporte de la isla. La presión se incrementaba sobre la administración americana y Nixon vaciló negociando apoyar una ley que devolvería a los indios 16.000 hectáreas que les habían sido arrebatadas en 1906 en el Estado de Nuevo México.
Sin embargo, decidió actuar con el palo antes que con la zanahoria y procedió a ahogarles lentamente hasta su muerte. Primero Richard Oakes, el líder inicial del movimiento abandonó la ocupación después de que su hijastra de 12 años muriese al caer por unas escaleras. Su popularidad trajo virtudes, pero también encerró defectos, y es que se acogió a personas errantes del movimiento hippie que llenaron el lugar con drogas lo que provocó no pocos enfrentamientos entre la comunidad blanca y la indígena. Los problemas aumentaron con los cortes de agua y electricidad del gobierno. La falta de agua potable en la isla y las carencias provocaron que los problemas fueron aflorando y las tensiones aumentaran hasta que la gente terminó por abandonar la isla como las gotas del rocío desaparecen con la mañana. Cuando solo 15 personas quedaban en la isla fueron desalojadas forzosamente por el gobierno en 1971.
Dando así fin a la aventura indoamericana en Alcatraz después de 2 años.
La ocupación de Alcatraz terminó, pero no los problemas del colectivo indoamericano. Siguen siendo un colectivo pauperizado y estigmatizado. En el plano simbólico hemos podido ver a seguidores de Trump mofándose del indígena Nathan Phillips o al presidente de EEUU llamando Pocahontas a sus rivales con el fin de desprestigiarles. Además, son a día de hoy el colectivo con más muertos por millón de habitantes a manos de la policía con 5,49 frente a los 4,86 de la población afroamericana o los 1,95 de la población blanca. Como telón de fondo a esto tenemos una realidad económica de miseria donde solo el 1% del colectivo posee un negocio, solamente 1 de cada 3 tiene empleo a tiempo completo y un 27% de ellos vive en la pobreza. El 70% de las familias indígenas están por debajo de la renta nacional. El 30% de las viviendas están superpobladas y el 50% no tiene acceso a alcantarillas públicas mientras que el 40% de sus viviendas se consideran inadecuadas. Estos datos juntos a otros más dan como resultado que tengan un 82% más de probabilidades de morir de suicidio que el resto de ciudadanos estadounidenses.
Pero un día pudieron decir que tuvieron su propia tierra en Alcatraz, que fue punta de lanza de su esperanza.
- Cuando los indios americanos tomaron Alcatraz - 7 octubre 2020
- Una verdad muy incómoda: Ahora o nunca - 24 mayo 2018
- Exposición de Auschwitz en Madrid - 18 marzo 2018