1929
de Dziga Vertov
… Solo la conciencia puede formar un hombre que tenga opiniones firmes y sólidas convicciones. Necesitamos hombres conscientes y no una masa inconsciente, dispuesta a ceder ante la primera sugestión que se le proponga. ¡Viva la conciencia de clase de los hombres sanos que saben ver y oír! ¡Abajo el velo perfumado de los besos, los cadáveres, las palomas y los juegos de manos! ¡Viva la visión de clase! ¡Viva el cine-ojo!
Dziga Vertov
Los años 20 en la Unión Soviética son de una enorme fecundidad en la investigación sobre el montaje cinematográfico. Los grandes creadores soviéticos de este periodo: S.M. Eisenstein, V. Pudovkin y Dziga Vertov, entre otros, contribuyeron con sus escritos teóricos y sus películas documentales o de ficción al desarrollo del cine como arte y como medio de expresión.
Las teorías sobre el montaje empezaron a tener importancia con las películas de un joven operador responsable de los filmes de propaganda y de los noticiarios del recién instaurado régimen soviético. Su verdadero nombre era Denis Arkadevich Kaufman, pero se hizo llamar Dziga Vertov (Dziga=Trompo y Vertov=Girar). Vertov organizó en 1916 con un gramófono de bocina, un “laboratorio del oído” para hacer montajes sonoros, lo que le convirtió en precursor de la actual música concreta. En cualquier caso su aportación fue capital para comprender su concepción del ritmo fílmico. En 1917 Vertov se incorpora a la revolución, entrando en el Kino Komitet, donde se centraban los servicios cinematográficos de Información y Actualidad.
Eran tiempos confusos en los que, ante todo, importaba lo que sucedía en cada rincón de aquél inmenso país. Vertov comprendió que había que estar en todas partes, “saber mirar” y que el cine podía ser el instrumento que lo hiciera posible. Lenin ya había proclamado la necesidad de que el nuevo cine comenzara por el periodismo artístico, en la línea de los diarios soviéticos. En consonancia con ello, los mejores operadores del país se extendieron por todo el inmenso territorio de la URSS enviando sus trabajos a la oficina central donde Vertov estudiaba y clasificaba las imágenes. En 1918-1919 produce 43 números de actualidades y noticiarios (Kino-nedelia) donde el ojo de la cámara recoge hechos sucedidos hace dos días o dos meses, transformados en imágenes vivas, de las que el creador tenía que sacar un sentido. Por encima de su anécdota, del lugar o de la fecha en que sucedieron, tienen un significado, son “historia”, documentos fílmicos que tienen un valor en sí pero que también tienen un sentido de conjunto que solo puede revelarse por la combinación de cada escena con todas las demás, por contraste o semejanza o combinación de sentido, ritmo o forma. Vertov obtendrá de esta manera una fórmula visual que es la combinación de cada toma con las demás: el montaje. Es lo que Dziga Vertov llamará el “Cine-Ojo” porque “el montaje es la organización del mundo que se ve, el que existe en la realidad y no el que inventa la ficción”. Vertov fue, por tanto, junto con Robert Flaherty el gran creador del cine documental.
Las diferencias entre ellos están en que para Flaherty el documental es la reconstrucción óptima de la realidad en sus momentos fundamentales “el drama de cada lugar y el drama esencial de ese lugar” mientras que para Vertov es la vida captada en sus hechos, como un fenómeno único e irreversible.
Todas sus teorías quedaron expuestas en sus largometrajes “Adelante, Soviet”, “La sexta parte del mundo”, “El año undécimo”, “El hombre de la cámara”, “Sinfonía de la cuenca del Don” y “Tres cantos sobre Lenin”, además de 55 números del “Cine-calendario del Estado”, 23 de “Kino-pravda” y “Cine ojo o La vida tomada de improviso”.
De entre toda su obra que ejerció una gran influencia en el cine mundial destaca “El hombre de la cámara”, aplicación de sus teorías, que recoge el transcurrir a lo vivo utilizando un montaje de oposición que S.M. Eisenstein llevaría a sus últimas consecuencias con su “montaje de atracciones”.
A mediados de los años 30 Vertov sería acusado de formalismo y de vanguardista reaccionario, quedando relegado a un segundo plano para, años después, ser reivindicado y alzarse como una de las grandes figuras del cine. Su obra influyó de forma poderosa en la escuela documentalista británica, alemana y norteamericana, en realizadores como Grierson, Ruttmann, Lorentz y Karmen, además del gran Joris Ivens. El “cinema-verité” francés es hijo directo de Dziga Vertov y el propio Jean-Luc Godard dio a su grupo de producción el nombre de Dziga Vertov, además de ser un claro precursor de la TV.
Aquí puedes ver la película completa “EL HOMBRE DE LA CÁMARA”: