Desde el pasado viernes 13 de noviembre todos y todas tenemos la mirada puesta en Francia y, concretamente, en su capital, París.
Hasta el momento los brutales atentados del Daesh se han cobrado la vida de más de 120 civiles en una noche terrorífica que tiene a toda la población occidental aterrada. No sabemos hasta qué punto es pronto para analizar las causas que nos han llevado a esta situación. Por ejemplo: las relaciones de Europa con la dictadura de Arabia Saudí o la financiación de los antes llamados “rebeldes” sirios, convertidos hoy en brutales yihadistas. Lo que no deja de sorprender en estos días de tanta tensión e incertidumbre es el trato informativo ofrecido por los medios de comunicación a posteriori del trágico suceso, tanto en España como en otros países.
Es sabido que nunca como ahora ha habido tantos medios de comunicación, tanto caudal informativo, y que la lucha por ser los primeros en dar una noticia, con el consiguiente plus de prestigio y dinero que proporciona, hace olvidar algunos principios elementales del periodismo. Por ejemplo, algo tan necesario como lo es el contraste de la veracidad de la noticia. A poco tiempo del atentado, Antena 3 publicaba una fotografía del periodista canadiense Veerender Jubbal pasado por Photoshop con un chaleco antibalas, el Corán y un consolador al fondo de la bañera, alegando que se trataba de uno de los terroristas que se cobró la vida de tantas personas la noche del 13 de noviembre.
Desde FurorTV señalamos el incidente -que llegó a tener una gran repercusión a nivel internacional- pero, al cabo de unas horas, la noticia era eliminada de la web oficial sin la menor explicación. Quiero creer que aquellos que decidieron publicar la foto sin antes hacer un ejercicio de contraste fueron víctimas de una broma pesada de alguna fuente sospechosa, pero no deja de sorprender el poco rigor periodístico de los medios al divulgar la noticia en los programas informativos sin una simple búsqueda en Google.
La Razón, con efecto dominó, publicó directamente en portada la foto del periodista, señalándolo también como miembro de la yihad, quien, tras ser confundido por los medios españoles, hizo público su malestar en las redes sociales. Aunque hay que reconocer que, por lo menos en este caso, el periódico pidió disculpas por su error. El diario El País también contribuyó a la desinformación mediática, tras publicar que el español Alberto Pardo, residente en París, había muerto el pasado 13 de noviembre. Y, nuevamente, el canal Cuatro también publicó la misma noticia. El propio “fallecido” se vio en la necesidad de tener que desmentirlo al poco tiempo, a través de Facebook.
Y en la televisión pública, en concreto en el Informativo 24 horas se dijo que el Empire State se había iluminado con los colores de la bandera francesa en solidaridad con las víctimas del 13 de Noviembre, cuando la realidad es que esto sucedió después del atentado de Charlie Hebdo y no en este último. Al mismo tiempo, La Mañana de TVE atribuía el logotipo de un grupo de reggaeton llamado AlQaeda Inc al terrorismo yihadista. Cabe destacar que es, a su vez, el mismo logo de La Alianza Rebelde de la saga cinematográfica Star Wars.
Todo este aluvión desinformativo nos hace preguntarnos: ¿es preferible dar apresuradamente una noticia sin contrastar su veracidad, aún a riesgo de cometer un gravísimo error y con el único propósito de situarse en cabeza de la carrera informativa? Sinceramente, creo que no. Sin lugar a dudas el periodismo canalla hace tiempo que entró en crisis. Por eso se hace cada vez más necesario, combatir desde la profesionalidad y los medios independientes las patrañas del poderío mediático.
Para cosas como esta nació FurorTV.
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