NIDO DE NOBLES de
Iván S. Turguénev
ALBA Editorial
Lavretski, el héroe de esta novela, la segunda de Turguénev −uno de sus mayores éxitos y la que quizá incorpore más rasgos autobiográficos−, ha tenido una educación singular: su padre, un noble terrateniente que se fugó y casó con una sirvienta, y luego la dejó en Rusia para vivir «la vida alegre» de Europa, quiso hacer de él «no solo un hombre, sino un espartano». Vestido a la escocesa, despertado con jarros de agua fría a las cuatro de la mañana y aleccionado con principios volterianos el muchacho no acababa de entender cómo se conciliaba todo eso con el desprecio por la tierra y la vida de los campesinos. Ya mayor, y después de una «boda por amor» y del correspondiente periplo europeo, vuelve a Rusia cabizbajo, separado de su mujer (que le engañaba) y expuesto al ridículo… pero con la firme convicción de emprender reformas y cuidar la tierra. Sin embargo, la «sed de felicidad» se interpone en sus buenos propósitos como una maldición implacable: Liza, la joven hija de una prima suya, despierta en él sensaciones que creía perdidas y…
Nido de nobles (1859) es una hermosa y melancólica novela sobre la persistencia del deseo, testimonio de una generación perdida en la Rusia del momento, una generación que solo podía levantarse «en medio de la oscuridad».
EL AUTOR
Iván Serguéievich Turguénev nació en Orel en 1818, hijo de un militar retirado y de una rica terrateniente. Se crio en Spásskoie, en la finca materna, educado por tutores; estudió Filosofía en Moscú, San Petersburgo y Berlín, de donde regresó a Rusia convertido en un liberal occidentalista. A partir de entonces su vida transcurrió entre su país y distintas ciudades de Europa, especialmente París, sin que llegara a establecer en ninguna parte residencia fija.
En 1847 inició en la revista El Contemporáneo la serie de Relatos de un cazador, una visión realista de la vida campesina rusa que, según se dijo, influyó en la decisión del zar Alejandro
DE HOMBRES y MONOS
Varios autores
ALBA Editorial
Por su constitución física, sus aptitudes para la imitación y su relativa disposición al adiestramiento, el mono siempre ha estado presente en las sociedades humanas, visto como una curiosidad o un adorno, casi un chiste. Pero, desde que a mediados del siglo XIX las teorías de Darwin fundamentaron científicamente nuestro parentesco, adquirió una dimensión inesperada, dramática, objeto de todo tipo de fabulaciones, ironías y pesadillas. Marta Salís ha reunido en esta antología diecisiete cuentos que ilustran perfectamente esta evolución de mascota graciosa y presentable a símbolo muchas veces oscuro de nuestra animalidad. De E. T. A. Hoffmann a Roberto Arlt, pasando por Flaubert, Poe, Lugones, Kafka, Lovecraft, Vallejo o Dinesen, vemos cómo la literatura se ha servido de los primates para ridiculizarnos, extrañarnos, forzar incómodamente nuestra comprensión. A veces imagen de la degradación, a veces recordatorio de la fatuidad, también ha sido un excelente pretexto para hablar de la cautividad y de los desmanes de la experimentación científica. De monos y hombres plantea interesantes interrogantes, a través de una serie de excelentes narraciones, sobre cómo nos vemos y cómo concebimos la humanidad.
EL CARRUAJE FANTASMA y otros cuentos góticos de
Amelia B. Edwards
ALBA editorial
Amelia B. Edwards, admirada por Dickens y asidua colaboradora de su revista All the Year Round, fue muy conocida en la época victoriana por sus cuentos fantásticos y de misterio, y también por su labor como egiptóloga. El carruaje fantasma y otros cuentos góticos reúne la totalidad de su original contribución al género. En ellos no faltan los escenarios góticos tradicionales –iglesias solitarias, cruces de caminos, cementerios– pero es notable la novedosa introducción de paisajes industrializados con minas, líneas de ferrocarril y grandes obras de ingeniería. Y, aunque la vena trágica deje su impronta y sean relevantes los crímenes más espantosos, las apariciones urdidas por Edwards son generalmente benignas, casi afectuosas, y muchas veces salvan vidas. La muerte forma parte de la vida cotidiana, parece decir la autora, no podemos desprendernos de ella; no es raro que a veces hasta la veamos. El espíritu científico victoriano obliga, sin embargo, ante los fenómenos extraños, a ser prudentes y a instalar la duda en todo lo que nos ofrecen los sentidos: confiar en la «impresión» no siempre es razonable. Estos quince cuentos están dedicados precisamente al análisis de la «impresión», con una inteligencia y delicadeza memorables: les corresponde el original mérito de haber modernizado, sensibilizado y pulido de fáciles tremendismos el género gótico