A VUELTAS CON LA AUTORÍA
Siempre que una escritora comparte relación y profesión con un hombre famoso, surge, inevitablemente, el tema de la verdadera autoría. Y cuando se trata de una obra maestra como lo es el Frankenstein, la cosa se complica aún más. Mary Shelley, hija de dos ilustres progenitores, como la pionera del feminismo Mary Wollstonecraft y del filósofo utópico William Godwin, había contraído matrimonio en 1816 con el célebre poeta romántico Percy Bysse Shelley y escribió Frankenstein durante tres días de julio de ese mismo año, en las famosas veladas de Villa Diodati en las que participaron, además, Jon Polidori, secretario de Byron, el propio Lord Byron, Mary Shelley, su marido Percy Shelley y Claire Clermontde, hermanastra de Mary. De allí saldría, The Vampyre, escrita por Jon Polidori, y, también el famoso Frankenstein, sobre cuya autoría real se han vertido ríos de tinta. Parece ser que Mary escribió un cuento corto que no se conserva y que posteriormente fue ampliado por consejo de su marido, incluyendo cambios en los que él mismo participó. Gracias a los trabajos de investigación de Charles E. Robinson, dados a conocer en su libro “The original Frankenstein” y a pesar de que Mary solo reconoció la autoría de Percy en el Prefacio del libro, la aportación de su marido fue de unas 4.000 a 5.000 palabras de las 72.000 que tiene la obra en su totalidad y que, además de ello, comentó muchas de las ideas, introdujo cambios y corrigió, introdujo o alargó nuevos incidentes. Algo parecido a lo que haría en los albores del siglo XX, Henry Gauthier-Villars, apodado Willy con las primeras novelas de su esposa, Sídonie Grabielle Colette, más conocida como Colette, sobre todo en el ciclo de novelas dedicadas a su célebre personaje de Claudine.
En cualquier caso, no solamente Mary Shelley fue la principal responsable de este clásico indiscutible de la historia de la literatura sino que, además, fue también autora de otros importantes escritos entre los que sobresale su novela Mathilda (1819), publicada 140 años después de ser escrita y que algunos consideran como su obra maestra, además de Valperga, Perkin Varbek, El último hombre, Lodore, Falkner y su interesantísimo Diario o su colección de Cuentos.
VIDA
En verdad no puede decirse que Mary Wollstonegraft Shelley tuviera una vida afortunada. Muy al contrario. Su madre, Mary Wollstonecraft, pionera del feminismo y autora de su libro fundacional Vindicación de los derechos de la mujer, falleció de una infección posparto al dar a luz a su hija. Cuando Mary tenía tres años de edad su padre contrajo segundas nupcias con una vecina suya, Maria Jane Clairmont, a la que Mary llegaría a detestar. A los 15 años Mary fue enviada por su padre a Escocia donde residió durante algún tiempo en casa del disidente radical William Baxter, unos dicen que por motivos de salud y otros para que escapara de los sucios negocios de su padre que le hicieron contraer grandes deudas. Parece ser que conoció a Percy Shelley en algunos de sus viajes entre Escocia y la casa paterna, cuando Shelley visitaba a su padre. Posteriormente Mary se enamoró de Percy que estaba casado con anterioridad y poco después huyeron al continente para escapar de las deudas de Percy. La esposa de Shelley siguió a la pareja hasta La Spezia y acabó suicidándose, al igual que una de las hermanas de Mary. Sus desgracias aumentaron con la muerte prematura de tres de sus hijos y más tarde con la muerte del propio Percy, antes de cumplir los treinta años, cuando una tormenta sorprendió al barco en el que viajaba. El cadáver de Percy fue incinerado, pero antes se le extrajo el corazón, Mary lo envolvió en uno de sus poemas y guardó la reliquia durante un cuarto de siglo. Mary Shelley falleció en Londres mientras dormía, a causa de un tumor cerebral el 1 de febrero de 1851. Su novela Frankenstein está considerada como la obra fundacional de la Ciencia Ficción.
OBRAS DE MARY SHELLEY. Una selección
FRANKESTEIN
Editorial AUSTRAL
Publicada originalmente en Londres, en 1818, con el título de Frankenstein o el moderno Prometeo constituye una parábola existencial y es fruto del romanticismo que no puede evitar mirar con desconfianza a un mundo sin dios y que llega a castigar la blasfemia con el miedo. La novela de Mary Shelley y su criatura, cuyo nombre se aplica indistintamente al científico creador y a su horrenda criatura, alcanzó su máxima popularidad con su traslado al cine aunque ninguna de las muchas versiones llegó a ser adaptada con fidelidad al texto literario, aunque no conviene olvidar que la primera versión de este clásico del terror no se inspiró directamente en la obra de la escritora inglesa sino en la versión teatral escrita por Peggy Webling.
MATHILDA
Editorial CÁTEDRA
Único trabajo de Mary Shelley, contando todas sus novelas y relatos, que está completo. De ella dijo su autora: “Cuando escribí Mathilda era tan desgraciada que la inspiración fue suficiente para mitigar temporalmente mi abatimiento”. La novela está repleta de material autobiográfico. Por una parte, escribirla la distrajo lo suficiente del dolor sufrido por la muerte de sus hijos Clara Everina y William. Su padre la aprobó con bastantes reservas, pero el tema le parecía “detestable y repugnante” y se mostraba partidario de un prefacio que pusiera en guardia al lector, antes de iniciar su lectura. Mathilda es una obra profundamente romántica, hecha de sueños, muerte y grandes pasiones, una obra que explora la naturaleza del pesar, la fuerza del amor y la destrucción que sigue, inevitablemente, al desafío a la Naturaleza. Para muchos estudiosos de su obra es, sin lugar a dudas, la obra maestra de Mary W. Shelley.
AMAR Y REVIVIR
HERMIDA Editores
Además de sus dos obras maestras, Frankenstein o el moderno Prometeo y Mathilda, Mary Shelley fue autora de varias novelas, una serie de relatos, varios libros de poesía, unas emotivas Cartas y varios Diarios. Del año 2020 data esta edición de Gonzalo Torné que con el título de Amar y Revivir fue publicada por Hermida editores y que recoge una selección de sus relatos. Desde La Parvenue hasta Valerio, el romano reanimado incluye un total de doce relatos de la escritora inglesa que incluyen elementos característicos de la literatura gótica, de los cuentos populares y del imaginario romántico, pero no todos son de corte fantástico, algunos ofrecen una resolución natural a planteamientos en apariencia sobrenaturales y casi la mitad de ellos abordan casos de amistad, amor sexual, fascinación o cariño fraterno.
DIARIO DE DUELO
HERMIDA Editores
Una amplia selección de los Diarios de Mary Shelley publicada por vez primera en castellano y que cubre desde la huida de Mary con el que se convertiría en su marido hasta los meses posteriores a la muerte del famoso poeta romántico, una muerte que supone un antes y un después en la vida de Mary Shelley. La muerte de Shelley cuando navegaba junto con algunos compañeros frente a las costas de Livorno, está omnipresente en la obra de su viuda. Lo estaba antes, pero en ninguno de sus grandes textos en prosa o en verso está expuesta de forma tan brutal, tan contundente como en su Diario. Esta obra no fue al principio un Diario de Duelo ya que su autora empezó a escribirlo con la finalidad de dar cuenta de las vicisitudes de su romántica huida con Shelley. En las primeras páginas hay entradas de los dos amantes, lo cual habla claramente de la gran compenetración de la pareja y la parte más extensa corresponde a la vuelta de su viaje y su regreso a Inglaterra, una etapa marcada por la ruina económica, el repudio de Mary por su padre y el continuo asedio llevado a cabo por Harriet, la anterior esposa de Percy. La parte final, tras el suicidio de la exesposa de Shelley en el lago de Hyde Park, se centra en Villa Diodati, la mansión alquilada por Lord Byron en Suiza, escenario que alumbró el nacimiento de Frankenstein.
MARY SHELLEY EN EL CINE (Selección) La novela Frankestein de Mary Shelley ha dado origen a multitud de películas basadas en su principal personaje, sin que la inmesa mayoría hayan reflejado con fidelidad la novela original. En todo caso hay que destacar la versión del mismo título de James Whale de 1931 y La novia de Frankenstein (1935) del mismo director, en parte gracias al excelente maquillaje de Jack Pierce y a la magnífica composición del personaje realizada por el actor londinense Boris Karloff.