La reciente concesión del Premio Planeta a Antonio Mercero, Jorge Díaz y Agustín Martínez, verdaderos autores de las novelas firmadas por Carmen Mola, ha vuelto a reabrir el debate sobre esta especie de transgénero literario que busca encontrar una oportunidad editorial haciéndose pasar por hombres (las mujeres) o por mujeres (los hombres). Lo habitual era, por supuesto, lo primero, el caso de mujeres escritoras que, en un mundo machista y en el seno de una profesión tradicionalmente desempeñada por hombres se bautizaban con nombre de varón para conseguir llamar la atención de algún editor que publicara sus obras. Los ejemplos abundan en la historia de la literatura: Charlotte Brönte (Currer Bell), Emily Brönte (Ellis Bell), Ann Brönte (Acton Bell), Amantine Aurore Dupin (George Sand), Mary Anne Evans (George Eliot), Cecilia Böhl de Faber (Fernán Caballero), Louisa May Alcott (A.M. Barnard), Sidonie-Gabrielle Colette (Gauthier), Karen Blixen (Isak Dinessen), Nelle Harper Lee (Harper Lee), Violet Paget (Vernon Lee), Carmen de Burgos (Gabriel Luna y Perico el de los Palotes), Katharine Burdekin (Murray Constantine), Caterina Albert i Paradis (Víctor Catalá), Joanne Rowling (J.K. Rowling), Nora Roberts (J.D. Robb)….la lista es mucho más larga, pero pensamos que estos ejemplos son lo suficientemente ilustrativos para entender las enormes dificultades que encontraron las mujeres para abrirse camino en profesiones reservadas tradicionalmente a los hombres. Por no hablar, claro está, de otras profesiones a las que todavía hoy solo consiguen acceder con cuentagotas. El tema nos lleva, pues, a ocuparnos del papel que las mujeres han desempeñado en la historia de la literatura, incluyendo, claro está, a todas aquellas escritoras que no necesitaron ocultar su identidad o fueron lo suficientemente audaces para lanzarse al ruedo literario con su verdadero nombre.
WILLA CATHER (1873- 1947). Seudónimo William Cather (antes de convertirse en escritora)
La primera de esta lista, que no respeta nacionalidades ni cronologías, es la norteamericana Willa Cather, una escritora que no cambió su nombre al firmar sus libros pero que, sin embargo, acudió a la universidad de Nebraska para cursar sus estudios vestida de hombre y con el nombre de William Cather. Llegó a graduarse en esta universidad y trabajó como periodista y maestra. La vecindad con los pioneros fuertemente individualizados ejerció una notable influencia en su juventud. Willa Cather había nacido en Winchester (Virginia) en 1873 y procedía de una familia de origen irlandés. También viajó mucho y dirigió varias revistas. Vivió durante cuarenta años con su compañera Edith Lewis. Sus modelos literarios fueron Flaubert y Henry James y admiró a escritores como Turgénev, Stephen Crane y Joseph Conrad. Debutó en la literatura en 1912 con Aleksander,s Bridge (El puente de Alejandro) y un años después, escribió una de sus mejores obras, Pioneros. En 1923 consiguió el Premio Pulitzer por su novela Uno de los nuestros , ambientada en el I Guerra Mundial. También fue galardonada con varios premios más, entre ellos el Premio de la Academia de las Artes y las Letras. Varias de sus novelas fueron llevadas al cine: Pauls, case, Mi vida con Ántonia, Pioneros, A Lost Lady, Spring Abakening y The Song of the Lark . Falleció en Nueva York en 1947.
Novelas de Willa Cather
Una selección:
PIONEROS (1915)
ALBA Editorial
El hechizo provocado en la escritora por los pioneros que, procedentes de todos los lugares de Europa, llegaron a tierras americanas para construir un enorme país luchando con toda clase de adversidades, constituye el núcleo central de Pioneros, una de las mejores novelas de Willa Cather. Pero la autora supo tanto en esta novela como en la mayoría de sus escritos, conjugar a la perfección lo individual y lo colectivo, llegando a convertir este tema en uno de los principales rasgos de su producción literaria. De forma paralela, Willa Cather también llegó a erigir a la mujer -las mujeres- como la fuerza vital e integradora que consigue, a base de esfuerzo y tesón, hacer avanzar a toda la comunidad.
EL CANTO DE LA ALONDRA (1915)
Editorial Pre-textos. Narrativa Clásicos
Willa Cather cuenta la historia de Thea Kronborg, una muchacha de origen sueco dotada de un talento excepcional que llegará a convertirse en una extraordinaria intérprete de la música wagneriana. Inspirada en la vida de Olive Fremstadt refleja en cierto modo la vida de la propia escritora, una mujer nacida en una pequeña localidad ferroviaria del Oeste americano que equivoca su vocación para enderezar posteriormente el rumbo de su vida y dedicarse plenamente a su objetivo vital sin reparar en nada. Una historia de sacrificio, voluntad, trabajo y constancia. Convertida en una de las grandes figuras del Metropolitan Opera House de Nueva York, Thea Kronborg no olvida las enseñanzas de la vida y sigue midiendo el valor de las cosas por el escaso dinero que le prestó, siendo una niña, su amigo ferroviario, con la condición de que utilizara el dinero para estudiar en Chicago.
MI ÁNTONIA (1918)
ALBA Editorial
Willa Cather nos traslada en esta novela, considerada unánimemente como su obra maestra, a las llanuras de Nebraska, para narrar la historia de una joven bohemia inmigrante, Ántonia Shimerda, verdadera encarnación del heroísmo de los pioneers de las praderas. En esta obra Willa Cather llegó a demostrar palpablemente uno de sus mayores talentos: su dominio de paisaje y la influencia de éste en la vida cotidiana de las personas. Antonia, como otras heroínas de sus novelas, como Alexandra Bergson o Thea Kronger, aparece como una más de las figuras en las que actúa y florece el espíritu de sus antepasados noruegos y checos, llegando a convertirse en su madurez en símbolo de la vida misma, al haber pasado por todas las penalidades que conlleva su adaptación física y social. La novela de Willa Cather podría haberse convertido en una más de las historias de las vidas de los inmigrantes si no fuera por la gran calidad de sus escenas individuales, de las relaciones de Ántonia con su novio norteamericano o de los recuerdos de la niñez de la protagonista, con todo el encanto de la aventura ingenua y el desarrollo del carácter de los personajes.
UNA DAMA EXTRAVIADA (1923)
ALBA Editorial
La historia de Marian Forrester y su esposo, el capitán Damian Forrester, uno de los pioneros del ferrocarril, residentes en la única casa elegante de la triste y aburrida localidad de Sweet Water. La escritora vuelve a ocuparse aquí de lo que eran sus preocupaciones esenciales según su biógrafa Phyllis C. Robinson, el conflicto entre lo antiguo y lo nuevo, entre la ciudad y el campo, entre el artista y la sociedad, el ideal y la realidad, el deseo y el autocontrol. Publicada en 1923 Willa Cather recibió dos años después una carta de Scott Fitgerald en la que el autor de El gran Gatsby mostraba su preocupación porque las dos novelas tenían algunas similitudes que hacían pensar en la posibilidad de plagio, a lo que Willa Cather respondió que dejara de preocuparse porque no había ningún problema. Una dama extraviada se publicó por entregas en la revista Century entre abril y junio de 1923 y apareció en forma de libro en septiembre de ese mismo año. En diciembre alcanzaba la sexta edición con 50.000 ejemplares vendidos. Una novela extraordinaria sobre la profanación de un ideal estético.
MI ENEMIGO MORTAL (1926)
ALBA Editorial
La protagonista femenina Myra Driscoll decide ser fiel a sus sentimientos y contrae matrimonio con Oswald Henshawe, renunciando de esta manera a la fortuna de su tío y a una vida de princesa, alejada de cualquier necesidad material. La joven Nellie rememora dos momentos fundamentales para establecer el retrato de Myra Driscoll: la vida llena de glamour del matrimonio en Nueva York y un final de pobreza en una ciudad junto al Pacífico. Gran novela sobre la ambición y el desencanto. Una parábola exquisita, rica y profunda que constituye un gran ejemplo de la narrativa de Willa Cather, una narradora imprescindible a la hora de entender y valorar la literatura norteamericana de primeros del siglo XX.
LOS LIBROS DE CUENTOS (1948)
ALBA Editorial
Este volumen recoge todas las colecciones de cuentos publicados en vida por Willa Cather además de otro volumen con piezas inéditas que, preparado por ella, fue publicado un año después de su muerte y otro cuento que apareció en Five Stories, una recopilación póstuma publicada en 1956. Todos ellos cubren la evolución del género en una escritora enormemente dotada para registrar los efectos del paso del tiempo y del cambio de lugar en la vida de unos seres rebeldes o desarraigados. De ella dijo Truman Capote que “era tan buena como Flaubert”. Willa Cather publicó su primer libro de cuentos “El jardín del troll” en 1905. En el segundo, que vio la luz en 1920, la escritora ya empieza a poner el acento, más que en el mundo del arte y los artistas, en otro tipo de recuerdos o ilusiones, como en “El caso de Paul”, sobre los sueños adolescentes.
Antonio Gregori. Noviembre de 2021