Entrevista por correo. Marzo de 2017
FRANCIA
OLIVIER BOURDEAUT
“Esperando a Mister Bojangles”
Grand Prix RTL-Lire
Prix du Roman des étudiants France-Culture Télérama
Prix Roman France Télévisions
Prix Emmanuel-Roblés
Prix de l, Académie littéraire de Bretagne
Seleccionado para el Premio Goncourt a la primera obra
Nacido en Nantes, en 1980. Hijo de un notario y tercero de una familia de cinco hijos. A los 30 años perdió su trabajo de agente de venta de bienes raíces y decidió dedicarse a la literatura. Trabajó dos años en su primera novela que fue rechazada por varias editoriales. Más tarde fue apoyado por Jerome Garcin de “Le Nouvel Observateur” y se convirtió en un éxito.
M.- Empezaré tratándole de usted porque estoy totalmente de acuerdo con que el “usted” es la primera barrera de seguridad en la vida y el tuteo, el medio más seguro de ponerse a merced de la gente. Naturalmente hablo por boca de sus personajes, pero, de alguna manera, ¿los personajes hablan por boca del autor?
O.B.- En primer lugar, muchas gracias por dedicarme esta entrevista. Efectivamente, a veces puedo hablar por boca de mis personajes. Esta novela tiene sus pizcas de autobiografía. Por ejemplo, el hecho de que en casa del niño no haya televisión. En la mía pasaba lo mismo. La visión de la escuela que tiene el niño también es un poco la que tenía yo. Todo lo demás es absoluta ficción.
M.- En cierto modo la pregunta anterior es una especie de rodeo para preguntarle, como hago ahora, abiertamente, ¿hasta dónde su novela es autobiográfica?
O.B.- Ya me había percatado del rodeo, muy hábil. Por eso he respondido directamente.
M.- Su perfil biográfico se parece al de los grandes escritores y, si me apura, al de los millonarios que empezaron de la nada. London, Kerouac…desempeñaron multitud de oficios antes de ser escritores. Usted ha sido recogedor de escamas de sal, fontanero en un hospital…¿Ha ejercido alguna actividad inconfesable? (Aunque si, de verdad, fuera inconfesable no tendría por qué responderla)
O.B.- No he tenido ningún trabajo inconfesable, pero sí alguno que requería valor, como vaciar los cubos de la basura de un edificio o fregar las escaleras. Pero, como solía pasar con todos los trabajos que tenía, no era muy eficaz. En cuanto al hospital, no trabajaba como fontanero; soy demasiado incompetente para eso. Mi hermano sí es fontanero, y yo sería completamente incapaz de hacer lo él que hace; soy muy torpe. Por extraño que pueda parecer, me limitaba a abrir y cerrar los grifos, porque los depósitos de ese hospital tenían arena, y había que vaciarlos.
M.- “Mr. Bojangles” es una excelente canción country que ha sido interpretada por Sammy Davis Jr., Whitney Houston, John Denver, Robbie Williams y hasta Tom Jones. Pero usted se decantó por la versión de Nina Simone. ¿Es el estilo de Nina el que más le iba a su novela?
O.B.- Tiene usted razón: hay un montón de excelentes versiones de esa canción. Lo que ocurre es que yo la descubrí en la voz de Nina Simone. Sus canciones y su vida ya me gustaban mucho, así que me quedé con esa versión, que me alegra dar a conocer a todos mis lectores.
M.- Por cierto, hablando de música, no parece usted ser muy fan de Claude Francois. ¿Le arroja dardos a su imagen en la vida real?
O.B.- ¡No, no, puede estar tranquilo! Estoy un poco loco, pero no tanto. Tengo que reconocer que las canciones de Claude François me cansan. Y cuando suenan durante una velada, me entran ganas de irme a la cama.
M.- La letra alude a que hay que conservar la sonrisa a pesar de todas las desgracias que nos sucedan en la vida. ¿Es este el verdadero sentido de su obra?
O.B.- Sí, así es. Quería escribir un libro que fuera luminoso y optimista. En determinado momento, el niño dice que “hay que pegarle una patada en el culo a la razón”. A veces es un buen modo de seguir avanzando.
M.- Su novela empieza siendo una comedia. Unos personajes extravagantes, irreflexivos, nada convencionales, refugiados en su mundo, contagian su alegría de vivir al lector. Pero la realidad acecha a la vuelta del camino y se abre paso para convertir la comedia en drama. ¿Sus personajes (y en especial, la madre) actúan de la forma en que lo hacen porque están un poco chiflados o porque necesitan huir de la rutina y diseñar su propia vida? En España decimos que “solo los niños y los locos dicen la verdad”.
O.B.- Me gusta mucho esa idea de que los niños y los locos son los únicos que dicen la verdad. Estoy bastante de acuerdo con ese punto de vista español. En cuanto a la madre, a pesar de estar loca, muy a menudo dice la verdad y cosas de lo más razonables. Sus razonamientos pueden ser implacables. Mis personajes son fantasiosos, ése es el motivo que los empuja a huir de la rutina. Han decidido vivir fuera del redil.
M.- La primera vez en que la realidad asoma la cabeza viene a hacerlo en forma de recaudador de impuestos. A muchos ciudadanos tampoco les gusta “pasear por las rotondas” y la propia Nina Simone se negó a pagarlos en protesta por la guerra de Vietnam.
O.B.- No tenía la menor idea sobre el pasado fiscal de Nina Simone, me entero gracias a usted… Es otro punto en común entre la cantante y mis personajes. En la primera parte de la novela, la familia no abre el correo, porque lo que llega a través del buzón es la realidad. Luego, la realidad se presenta en forma de inspector de Hacienda. La realidad está delante de la puerta, ya no pueden ignorarla. Y las cosas se tuercen bastante…
M.- Usted también ha vivido, como muchos otros escritores primerizos, el rechazo de las editoriales a su primer trabajo. Hace poco se ha divulgado la noticia de que un importante periódico envió a un buen número de editoriales el primer capítulo o el texto completo de algunos famosísimos escritores (muchos de ellos Premio Nobel), simplemente cambiando los nombres de los personajes. Todos los textos, sin excepción, fueron rechazados. ¿Cree que los comités de lectura no sirven para nada o que, tal vez, ni siquiera leen los originales?
O.B.- Lo que me cuenta usted es increíble; no tenía la menor noticia de ese asunto. Voy a ser muy sincero. Los editores reciben muchísimos manuscritos, y creo saber que los abren todos, pero no tienen tiempo para leerlos enteros. Es un trabajo muy difícil. No siento ningún rencor y estoy muy contento con mi editor. No lamento haber tenido que esperar tanto tiempo, siete años. Las cosas tenían que hacerse así. Seguramente mi novela no habría tenido el mismo éxito con otro editor.
M.- Abundando en lo anterior es famoso el caso de John Kennedy O, Toole el autor de “La conjura de los necios” que se acabó suicidando ante los continuos rechazos de su obra por parte de las editoriales. ¿Cómo ha sido su aventura personal para sacar adelante su novela?
O.B.- Como ya he dicho, esperé siete años, se me hizo largo, muy largo. Pero ahora que el libro está publicado, tengo la sensación de que en el fondo fue muy rápido. Es un poco desesperante recibir cartas de rechazo que empiezan diciendo: «Su texto es muy interesante, es divertido y está bien escrito, pero no vamos publicarlo.» Ése es el motivo de que Georges, el padre de mi novela, reciba ese tipo de respuesta cuando envía sus originales a las editoriales. Era un guiño dirigido a los editores que leerían el mío.
M.- El libro ha sido todo un éxito, especialmente en su país, Francia, donde ha ganado importantes premios. ¿Cómo afrontará su segundo trabajo sabiendo que ha puesto tan alto el listón?
O.B.- Ya había empezado a escribir la siguiente novela antes de saber que me iban a publicar ésta. Tenía ganas de escribir algo muy distinto. Se trata de un texto más duro, más áspero, pero con grandes escenas que espero sean poéticas. También hay escenas que espero sean divertidas. Ya veremos. No quiero agarrarme al éxito. Si se da, bien; si no, también.
M.- ¿Escuchó alguna vez el disco de Nina Simone mientras escribía?
O.B.- Sí, lo oí muy a menudo, creo que me ayudó mucho. Cuando escribo, la música me sirve de muleta de forma habitual.
M.- Usted vive en Altea. ¿Cómo y por qué acabó viniendo a España? ¿Acabará comprándose un «castel»?
O.B.- Decidí vivir en España porque me gusta este país y sus habitantes. Decidí vivir en Altea porque voy allí desde que era niño y porque mis padres viven allí. Allí escribí Bojangles. En ese rincón de España transcurre parte de la novela. En cuanto al «castel», si sabe de alguno en venta, me encantaría visitarlo con usted.
Le agradezco mucho el tiempo que dedica a mi libro. Espero que los lectores lo disfruten y rían y bailen con Bojangles.
https://youtu.be/eAW3y5l6Dm4