FERMÍN GALÁN (1931)
Producción: Unión Cinematográfica Española
Dirección: FERNANDO ROLDÁN
Argumento y Guion: Enrique López Alarcón, Fernando Alarcón
Fotografía: Enrique Blanco
Ayudante de Operador: Eduardo G. Maroto
Música: Jaime Ulla, Daniel Montorio
Montaje: Eduardo G. Maroto
INTÉRPRETES:
JOSÉ BAVIERA (Fermín Galán), CARLOS LLAMAZARES (Angel García Hernández), CELIA ESCUDERO (La Libertad), POLITA BEDRÓS (KLa montañesa), MARISA COBIÁN, PAULINO CASADO.
Duración: 85 minutos
Blanco y negro
SINOPSIS:
Año 1930. Jaca. Los capitanes Fermín Galán y García Hernández, formados en la Academia militar de Toledo, intentan sublevarse y derribar a Alfonso XIII.
HISTÓRICA
COMENTARIO DE EDUARDO GARCÍA MAROTO. Ayudante del Operador y Montador
Por aquella época me llamaron para intervenir en una nueva película titulada Fermín Galán, sobre la sublevación de Jaca que, posteriormente sería sonorizada en los estudios Tobis de Epiney. Mi trabajo consistiría en actuar como ayudante del operador, montaje y posterior sonorización en la Tobis de París. Volver allí me seducía y como el trabajo en la película estaba bien retribuido, acepté. El guion, que el autor definía como un poema, era de Enrique López Alarcón y la dirección corría a cargo de Fernando Roldán; Enrique Blanco se encargaba de la cámara y los intérpretes habían sido elegidos entre figuras conocidas
Viajamos por los lugares necesarios para mantener la fidelidad al poema, esto es, por Huesca, Jaca, Tetuán y Montjuich. Fue una película amena en la que el matiz político no ejerció ninguna influencia y en la que, además, tuve que interpretar varios papelitos por “olvido” del productor. No podía yo entonces sospechar, ni por asomo, cuántas y cuán serias complicaciones iba a acarrearme esta inocente intervención, años más tarde. No resulta difícil recordar que Fermín Galán, capitán español, de acuerdo con el Comité Revolucionario, junto con García Hernández, dirigió la sublevación de Jaca el 12 de diciembre de 1930. Fracasada la revuelta, fue sometido a consejo de guerra y fusilado dos días después. (…)
La película se estrenó con cierto éxito, cosa que suele ser frecuente con este tipo de producciones dirigidas a públicos adeptos. Pese a todas las dificultades, Fermín Galán fue una película digna. Debo añadir, por otra parte, que los productores eran amigos y magníficas personas; como no disponían de grandes capitales, fue preciso ahorrar varias partidas, entre ellas las de los actores secundarios. El director creyó que yo tenía cierto parecido físico con uno de los implicados en la sublevación, con el capitán Sediles y por ello me pidió que yo interpretara ese papel. Lo malo siempre es empezar el melón: puesto que también había un esquiador, un enlace y tampoco era posible llevar a un actor desde Madrid, me fue adjudicado un segundo papel.
Pero no hay dos sin tres: en las escenas africanas tenía que intervenir un sargento moro de Regulares a las órdenes de Galán: el actor que debía encarnar este papel no se presentó y puesto que yo me encontraba allí, no tuve más remedio que sustituirle con carácter de urgencia. Lo malo era que esa situación me divertía. Pensé en la caracterización y me taponé la nariz para ensancharla. Además fui a un protésico que me hizo una dentadura más prominente y, finalmente, el maquillador me hizo una calva que remató con una fantasía y así quedó dignamente solucionado el problema, si bien mis ingresos apenas sufrieron alteración alguna.