El cine español en el recuerdo: 46.- La pródiga (1946)
EL CINE ESPAÑOL EN EL RECUERDO
LA PRÓDIGA (1946)
España España
Dirección
Rafael Gil
Guion
Rafael Gil. Novela: Pedro Antonio de Alarcón
Música
Juan Quintero
Fotografía
Alfredo Fraile
Reparto
Rafael Durán, Paola Barbara, Guillermo Marín, Juan Espantaleón, Fernando Rey, José María Lado, Ángel de Andrés, Maruchi Fresno
Productora
Suevia Films, Cesáreo González P.C
Género
Drama
Sinopsis
En el año 1850 y en plena campaña electoral, tres jóvenes utilizan todas sus estrategias para situarse en Madrid como diputados a Cortes, pero en el pequeño pueblo de Abencerraje nada se mueve sin permiso de doña Julia Castro-Alares.
El debut, como actor de cine de Francisco Rabal
COMENTARIO DE RAFAEL GIL. DIRECTOR
“El equipo formado por Alfredo Fraile en la Fotografía, Enrique Alarcón y yo, ha sido fundamental en mi vida. Los tres éramos autores en común de las películas que hicimos juntos. Mis películas son de ellos también. Y luego, Quintero, ya desde el punto de vista musical, que es otra actividad separada de la específicamente cinematográfica, también ha sido un hombre que ha aportado muchas cosas a mi cine. Yo creo que Fraile, Alarcón y yo formábamos eso tan difícil de conseguir en cualquier faceta de la vida, que es un equipo. Habremos llegado más o menos lejos pero es indudable que siempre hemos trabajado como un equipo compenetrado que se ponía en marcha y que siempre llegaba a su fin” (EL CINE ESPAÑOL SEGÚN SUS DIRECTORES de Antonio Gregori. Entrevista con RAFAEL GIL en su domicilio madrileño. Año 1979)
COMENTARIO DE FRANCISCO RABAL. ACTOR
“Un día, durante el rodaje de LA PRÓDIGA el director Rafael Gil me dijo que sustituyera un momento a Fernando Rey para colocar la luz. Oí como Gil le decía a su ayudante: “Este chico tiene cara de paleto, vamos a darle un papelito”. Y me lo dieron. Era una escena de unos mozos asando un cordero. Rafael Durán pegaba con un látigo a Fernando Rey, que hacía de mozo, yo iba a defenderlo y los demás mozos me sujetaban. sin decir una palabra. No era nada, un extra distinguido, pero era lo que llevaba esperando tantos años. Luego, medio en broma, medio en serio, me decían: “¡Qué bien lo has hecho! En la próxima te daremos algo mejor”. Me agarré a eso y cuando Rafael Gil preparaba Reina Santa, fui a verlo y me dio un papelito de soldado”
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