El cine español en el recuerdo: 33.- El destino se disculpa (1944)
EL CINE ESPAÑOL EN EL RECUERDO
EL DESTINO SE DISCULPA (1944)
Director: JOSÉ LUIS SÁENZ DE HEREDIA
Guion: José Luis Sáenz de Heredia y Wenceslao Fernández Flórez
Fotografía: Hans Scheib
Música: Manuel Parada
Intérpretes:
RAFAEL DURÁN, FERNANDO FERNÁN GÓMEZ, MARÍA ESPERANZA NAVARRO, MILAGROS LEAL
Duración: 105 minutos
Blanco y negro
Sinopsis
Comedia fantástica en la que un joven muerto accidentalmente aconseja a su mejor amigo en vida. Un clásico del cine español de los 40. Excelente interpretación de Fernando Fernán Gómez.
COMENTARIO DE FERNANDO FERNÁN GÓMEZ. Intérprete
Estaba convencido de que mi trabajo en El destino e disculpa era bueno. Lo que había visto durante el doblaje me había confirmado esa impresión. Había entendido perfectamente todas las indicaciones del director Sáenz de Heredia, hombre conocedor del mundo de los actores, de su sicología, de su temperamento, simpático, delicado, encantador en su trato y con unas misteriosas dotes para imponer su autoridad sin necesidad de recurrir a amenazas ni a histéricas salidas de tono. Siempre he envidiado esa condición que yo no poseo.
Tenía también la impresión de que mi modo de actuar se ajustaba mucho a lo que Sáenz de Heredia esperaba de mí. Creo que no le decepcioné. Desde la primera lectura me había gustado el guion sobre el cuento de Fernández Flórez. Sin duda era aquél mi trabajo más importante de las diez películas en las que había intervenido desde que tres años antes Gonzalo Delgrás me contrató para Cristina Guzmán, profesora de idiomas. Casi todas las obras habían sido películas muy modestas, no solo en su presupuesto económico, sino en sus pretensiones artísticas. Y fueron de las muchísimas que sirvieron solo para demostrar que salvo unas películas patrióticas o patrioteras realizadas un año o dos después de concluida la guerra civil y algunas comedias ligeras dirigidas por Gonzalo Delgrás o Rafael Gil, el público daba la espalda al cine español.
Pero El destino se disculpa era otra cosa. Sáenz de Heredia había dirigido una película de humor de gran éxito, A mí no me mire usted y las dos superproducciones más grandes, más triunfantes del cine español, Raza y El escándalo. Sus intérpretes principales, Alfredo Mayo, Ana Mariscal, Blanca de Silos, Armando Calvo, Mercedes Vecino, Guillermo Marín, Manuel Luna, se convirtieron automáticamente en estrellas. Contaba El destino se disculpa -en la que Sáenz de Heredia volvía a intentar el género de humor- con la aportación de Rafael Durán, el actor más popular del momento, en el papel del protagonista. Y mi personaje, divertido y tierno a la vez, era casi tan importante como el suyo. Si las otras diez películas no me habían servido más que para ser conocido en los ambientes profesionales, aquella podía ser mi ocasión definitiva.
El estreno solemne, al que acudía la crítica, los invitados y la gente de cine, era por la noche, pero mi novia y yo fuimos por la tarde a una localidad de las últimas filas para ver la película con espectadores y observar sus reacciones. La sala estaba llena, atraído quizás el público por el prestigio de Fernández Flórez, Sáenz de Heredia y la popularidad de Rafael Durán. Las reacciones del público que yo quería observar no existieron. La proyección fue acogida con una gran indiferencia, con una frialdad de hielo. Los efectos humorísticos, las frases ingeniosas no tenían eco y ni la trama ni el trabajo de los actores parecían despertar el mínimo interés. Recuerdo haber escuchado cuando estaba yo en pantalla, este comentario en una localidad cercana a la mía
– ¡Huy, qué hombre tan feo!
Pero no recuerdo si este comentario lo escuché durante la proyección de El destino se disculpa o la de Empezó en boda, pues ambos estrenos en su función de tarde, corrieron de la misma manera, igual frigidez y desprecio por parte del público y fueron para mí tan decepcionantes y descorazonadores el uno como el otro. He olvidado si asistí al estreno nocturno de El destino se disculpa o si me limité a estar en un bar de enfrente hasta el final de la proyección, pero sí recuerdo que allí acudieron diez o doce amigos y compañeros entusiasmados, entre ellos el prestigioso director portugués Leitao da Barros. Me abrazaron, me felicitaron. El estreno había sido un éxito. Sáenz de Heredia había trasladado a la pantalla el humor ácido de Fernández Flórez, cuyos alardes de ingenio habían sido perfectamente captados por el público, que no había perdido ni un instante el interés. En cuanto a mi trabajo era, indudablemente, mi consagración.
(El tiempo amarillo de Fernando Fernán Gómez)
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