GOYESCAS (1942)
Producción: U.I. Americana
Dirección: BENITO PEROJO
Guion: Benito Perojo
Fotografía: Michael Kelber y Cecilio Paniagua
Música: Enrique Granados y Muñoz Molleda
Decorados: Sigfrido Burman
INTÉRPRETES:
IMPERIO ARGENTINA (Petrilla/Condesa de Gualda), RAFAEL RIVELLES (Capitán Fernando Pizarro), ARMANDO CALVO (Luis Alfonso de Nuévalos), MANOLO MORÁN (Mesonero), RAMÓN MARTORI (Corregidor), MARTA FLORES (Pepa), JUAN CALVO (Patillas), ANTONIO CASAS (Paquito), XAN DAS BOLAS (Asistente del capitán Pizarro), MANUEL REQUENA (Mesonero).
Duración: 102 minutos
Blanco y negro
SINOPSIS:
El enfrentamiento por amor a Luis Alfonso de dos mujeres, la tonadillera Petrilla y la condesa de Gualda, en la época del Madrid de Goya.
DRAMA
COMENTARIO DE IMPERIO ARGENTINA
En 1942 rodé Goyescas, según el argumento de Fernando Periquet para la ópera de Enrique Granados. Supe del proyecto, me interesó y llamé a Benito Perojo para hablarle de él. Perojo, que estaba en Lisboa a punto de viajar a Buenos Aires, me envió ese mismo día un telegrama:
Conseguiste no embarcáramos. Haremos peliculona. Olé. Olé. Enhorabuena. Abrazos. Benito-Carmen
Había muchos motivos para rodar Goyescas: su precedente operístico, el interés histórico y artístico, la necesidad de recuperar el lujo y la suntuosidad en el cine español…Son razones más que válidas, pero en este caso resultan falsas. La verdad del caso es que Goyescas se rodó por amor. Su responsable fue Joaquín Goyanes de Osés, marqués de Melgarejo a quien conocí una tarde que fui a saludar a Alfredo Mayo al estudio donde estaba trabajando. Allí me presentaron a este señor quien, rápidamente, demostró estar sumamente interesado en mí: tanto fue así, que se ofreció a producir una película para mí solo, para estar a mi lado y enamorarme…Y lo consiguió. Cuando me habló de Goyescas, me interesó el proyecto, porque se notaba muy bien pensado. Consiguió que los duques de Medinaceli financiasen la película, aunque no aparecieran en los créditos. La producción se hacía a través de Universal Iberoamericana, con él como Productor Ejecutivo y su primo Manuel Goyanes como jefe de producción. Perojo escribió el guion, en el que colaboró Joaquín y dirigió la película con mucho sentido comercial y cierto criterio artístico, por lo que fue premiada en la Bienal de Venecia. Aunque no esté entre mis favoritas, no puedo negar que es muy aparente y vistosa.
Goyescas costó diez millones de pesetas de las de entonces y a fe que se notan en la pantalla. Julio Lafitte se pasó tardes enteras en el Museo del Prado copiando los vestidos que había pintado Goya. Yo le acompañaba mientras trabajaba, a fin de estudiar la iconografía y el ambiente de la época. Luego nos fuimos a París y compramos allí telas de la mejor calidad, encajes de Chantilly y todo lo necesario para crear un vestuario excepcionalmente rico y fastuoso.
Como hacía dos personajes, la maja Petrilla y la condesa de Gualda, hizo falta una doble para algunas escenas. El operador me aconsejó que me acercase a determinada sala de fiestas donde bailaban muchas chicas, por si allí encontraba alguien que nos sirviese. Fui con Carmen Perojo y las dos nos fijamos en una chica que se me asemejaba en físico y estatura. Le hicieron una prueba en el estudio y fue contratada. Al terminar el rodaje la ayudé a entrar en la compañía teatral de Lola Membrives, donde trabajó varias temporadas. Esa chica era Elena Salvador, una persona de muchas inquietudes intelectuales que se convirtió en una de las primeras figuras del Teatro Español, hasta que decidió dejar la escena al casarse con el doctor Puigvert. Perdimos así a u na maravillosa actriz, pero yo jamás he perdido su amistad.
Otro amigo muy querido con el que coincidí en Goyescas fue Rafael Rivelles. Nuestro amor de ante ya había pasado, pero nos había quedado un gran cariño que se traducía en el compañerismo y la complicidad con la que trabajábamos juntos. Nuestra antigua relación se había convertido en un entendimiento mutuo, una confianza que, por el contrario, me era imposible con Florián.
Todo el rodaje se hizo en los estudios Chamartín de Madrid, en pleno verano del 42, con jun calor tan inmenso que algunos operarios se caían al suelo por insolación. Yo llevaba peluca y traje de invierno, que me hacían sudar la gota gorda, sin embargo no flaqueé y, por consejo de Carmen Perojo, me dedicaba a pinchar a los desvanecidos en las yemas de los dedos para que reaccionaran.
EL DIRECTOR
BENITO PEROJO (Madrid, 1894- Madrid 1974)
Cursó estudios en Inglaterra e intervino como actor en innumerables películas. Su primera película, Fulano de Tal se enamora de Manon, la dirigió en 1913, a la temprana edad de 19 años. Trabajó en Francia entre 1918 y 1924. En 1930 es contratado por la Paramount para dirigir versiones en castellano de películas norteamericanas, en los estudios de Joinville. Dirigió Mamá, en 1931, en Hollywood y entre 1936 y 1939 rodó tres películas en Alemania y dos en Italia. Entre 1942 y 1948 dirigió otras nueve películas en Argentina.
Entre sus películas hay que citar La bien pagada (1922), Boy (1925), Malvaloca (1927), El negro que tenía el alma blanca (1927), La verbena de la Paloma (1935), Nuestra Natacha (1936), Marianela (1940), Goyescas (1942), La copla de la Dolores (1947) o Sangre en Castilla (1950).