INTRIGA (1942)
Producción: Stella Films
Dirección: ANTONIO ROMÁN
Argumento: La novela “Un cadáver en el comedor” de Wenceslao Fernández Flórez
Guion: Antonio Román y Pedro de Juan
Fotografía: Michel Kelber
Música: Salvador Ruiz de Luna
INTÉRPRETES:
BLANCA DE SILOS, JULIO PEÑA, GUADALUPE MUÑOZ SAMPEDRO, MANOLO MORÁN, MARI CRUZ, MANUEL ELÍAS, RAMÓN ELÍAS, JOSÉ PORTES, MIGUEL DEL CASTILLO, FÉLIX FERNÁNDEZ.
Duración: 78 minutos
Blanco y Negro
SINOPSIS:
En la casa donde se está rodando una película aparece un cadáver en el comedor y también muere un criado sospechoso.
COMENTARIO DE ANTONIO ROMÁN. DIRECTOR
“Un cadáver en el comedor” era una novela pirandelliana, un tanto surrealista, en la que el escritor, el propio Fernández Flórez, embrollaba un tema policíaco. Un día aparecía un cadáver en el comedor de la casa de una familia y, poco después, empezaban a aparecer cadáveres en otras habitaciones de la casa. En fin…, la cosa se ponía muy difícil. Pero, en lugar de encontrar una solución, al final, de una manera surrealista, Fernández Flórez terminaba la novela haciendo ver que la culpa de todo aquello la tenía el autor de la novela. A mí me gustó esta fórmula pirandelliana y me pareció que podía funcionar también en el cine, cambiando al escritor por el director de la película y que, al final, cuando todo estuviera completamente embrollado, la cámara diera la vuelta y señalara al director como el culpable de la situación. Hice que uno de los actores se dirigiera a la cámara y acusara al director y, entonces, todos los demás, le increparan. Era una especie de rebelión de los personajes contra el director. Como digo, yo creí que podría dar buenos resultados al tener la película un interesante fondo de humor y lo mismo pensaron los productores, pero luego resultó que el público no la aceptó tan bien como nosotros suponíamos. Aunque las críticas fueron buenas el final desilusionó al gran público, a todos los que no estaban avisados. Recuerdo que cuando se estrenó en Cádiz, al final de la película el público, defraudado empezó a romper las butacas y tuvo que intervenir la policía. Sin embargo, en el extranjero y concretamente en Francia, gustó mucho. Pero la repercusión de “Intriga” llegó diez años más tarde cuando, a raíz de su estreno en Nueva York, en una sala en la que se proyectaban películas en castellano, Julio Peña, uno de los actores de la película fue reconocido a la salida por algunos de los espectadores, que le felicitaron y expresaron su asombro antes el hecho de que en España se hicieran películas con tal sentido del humor. Los norteamericanos no acertaban a explicarse que en España se hicieran “crazy comedies” en esa época. Pero su sorpresa fue aún mayor cuando Julio Peña les dijo que la película tenía ya diez años. (“El cine español según sus directores” de Antonio Gregori)