MAX FRISCH
(1911-1991)
“La literatura puede ser una buena terapia personal, una especie de sicoanálisis por el que no paga al sicoanalista.” (M.F.)
Nació en Zurich, el 15 de mayo de 1911, hijo de un arquitecto y murió en 1991 víctima de un cáncer. Estudió Bachillerato en su ciudad natal y, más tarde, estudios de filología alemana que tuvo que interrumpir a causa de la muerte de su padre. Comenzó ejerciendo el periodismo, recorriendo Grecia y los Balcanes como corresponsal, para volver, más tarde, a Zurich donde comenzó la carrera de Arquitectura. En 1941 obtiene el premio “Schiller” por su primer libro, “Jurg Reinhardt” y, al año siguiente, acaba la carrera y contrae matrimonio con una compañera de estudios, Gertrud Anna Constance von Meyenburg. Durante esta etapa de su vida tiene un contacto muy directo con Bertold Brecht, que se encuentra exiliado. Publica varios libros, entre ellos La respuesta del silencio” y “Las hojas del saco de pan”. En 1946 estrena su obra “La muralla china” y, más tarde, “Cuando la guerra estaba a punto de terminar” y “Don Juan o el amor a la geometría”. A mediados de los años 50 abandona su trabajo de arquitecto para dedicarse íntegramente a la escritura de novelas y obras teatrales. En 1957 estrena “Biederman y los incendiarios”, representada en París en el ciclo del Teatro de las Naciones. Completa la obra con una pieza en un acto, “La gran ira de Philip Hotz”. Publica su segunda gran novela, “Hommo faber”. Obtiene el premio “Georg Büchner” de la Academia alemana de Lengua y Literatura. En 1961 se estrena “Andorra” con enorme éxito, A partir de esta obra que es representada en casi todo el mundo su nombre se baraja entre los candidatos al Premio Nobel de Literatura. En 1978 estrena su último drama “Tríptico: Tres escenas” y en 1984, su última novela: “Barba azul”.
Los dramas de Frisch se pueden dividir en dos categorías: dramas de la masa y dramas del individuo, o, dicho de otra manera, polémicas de carácter político y análisis de actitudes sicológicas individuales.
DON JUAN O EL AMOR A LA GEOMETRÍA
“Don Juan o el amor a la geometría” es un ejemplo de la primera de estas categorías. Más que un mujeriego, Don Juan es, aquí, un matemático. Sus seducciones ocurren de forma accidental, de las que don Juan espera liberarse mediante el conocimiento puro de las matemáticas. Al verle por primera vez Don Juan está a punto de casarse, pero, ante el altar, responde “No” en lugar de “Sí” y huye. En el camino se Geiduce a la novia de su mejor amigo y a su futura suegra, mata a su futuro suegro y provoca un ataque cardíaco a su propio padre, mientras su novia se suicida. Lo único que Don Juan perseguía con todo eso era eliminar los obstáculos que se oponían a su dedicación al estudio de la geometría. Pero nunca conseguirá la libertad que, según él, reside en el ejercicio exclusivo de la razón pura.
LA MURALLA CHINA
Si la paradoja de los dramas del individuo nos lleva a la resignación, la de los dramas de la masa nos conduce a la desesperanza y provoca la paradoja de que la experiencia no enseña nada al hombre.
“La muralla china” (1946) es una de las más brillantes obras del teatro moderno. Frisch se inspiró en la explosión de la bomba atómica de Hiroshima y Nagasaki, prescindiendo de todo tipo de sensacionalismo, porque lo que le horroriza realmente es que la raza humana pueda ser destruida a causa de un capricho personal. Frisch descarta el argumento de que el armamento nuclear constituya un seguro contra la guerra, puesto que nadie se aventurará al lanzarse al ataque sabiendo que el resultado final sería la aniquilación tanto del bando propio como del adversario. Según Frisch el hombre se mueve por impulsos y no se detiene a considerar las consecuencias de sus acciones. El hombre no aprende nada por experiencia, no mejora y en la historia hay abundantes ejemplos de personajes cuyas extravagancias fueron solo coartadas por la limitación de medios. “La muralla china” es un drama brillante, pero, al mismo tiempo, cósmicamente desalentador.
EL SEÑOR BIEDERMANN Y LOS INCENDIARIOS
Junto a “La muralla china” es uno de, los mejores dramas de Frisch. Ambas obras son llamadas desesperadas a u n esfuerzo común por un mundo mejor. En esta obra Frisch presenta el drama del hombre sumido en el miedo enmarcado en una serie de circunstancias con implicaciones en la cuestión social, en un determinado momento histórico. Pero lo principal no es ese enmascaramiento sino la hábil descripción de raíz sicológica, de la situación total del miedo que se hace visible teatralmente en un tipo humano y en unas reacciones de alcance descriptivo universal.